Cómo un niño se convierte en delincuente

Jovenes asesinos La banda de menores de edad que se dedicaba a atracar y matar taxistas ha levantado nuevamente el debate sobre la alegada necesidad de endurecer las penas a los niños, niñas y adolescentes que cometen crímenes. Ante la situación algunos sectores aconsejan la modificación del Código del Menor y del Procesal Civil con el fin de recrudecer las sanciones a los adolescentes y jóvenes que incurren en acciones delictivas, como expresará el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Pero educadores y sicólogos descartan la posible eficiencia de estas medidas para revertir el problema, que consideran buscan soluciones en las consecuencias y no en las causas.

De niño a delincuente

La terapeuta familiar Ana Herrero, del Centro Cristiano de Asesoramiento Familiar, señala que la violencia intrafamiliar es uno de los factores que provoca que un niño o niña opte por una vida delictiva. Explica que la violencia es una actitud aprendida y que en muchos hogares los padres ante situaciones económicas difíciles descargan de manera violenta sus frustraciones en sus hijos. También enfatiza la ausencia de la enseñanza de valores en el hogar, intercambiados por el principio del «tener». «Los valores de ahora son las yipetas grandísimas o los Ipods». Otras de las razones que expresa es la falta de oportunidades y de empleo, problema que coincide en apuntar la educadora Rita Ceballos, coordinadora del Centro Cultural Poveda. Ceballos indica que la sociedad dominicana se hace cada vez más excluyente, dejando a los más jóvenes sin horizontes, lo que genera «una sociedad de consumismo» donde se busca obtener lo que se quiere sin repara en los medios. «Los jóvenes que se introducen en grupos delictivos, son victimas también de la sociedad», considera y explica que esta problemática es generada por esta ausencia de valores y de un liderazgo que propicie una ilusión diferente por la vida.

Endurecer ley no es solución

«Endurecer las leyes no es solución», afirma la terapeuta familiar Ana Herrero y señala como unos de los camino adecuados para enfrentar el problema evaluar el papel de los padres en la educación de sus hijos. Sostiene que los padres deben revalorizar la enseñanza desde el ejemplo. «Creo que hay que sensibilizar a los adultos. No solo esperar desde el gobierno y que las leyes resuelvan el problema». En tanto, la educadora Rita Ceballos enfatiza la falta de espacios adecuados para el desarrollo de los niños y niñas, además de una preocupación del Estado en fortalecer la persecución y la vigilancia sobre la promoción humana y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

La fiebre no está en las sábanas

«Hay que preguntarse que busca un niño en una pandilla, un grupo delictivo, de una nación. ¿Qué encuentra en esos grupos? Encuentra un grupo de amigos, trabajo en equipo, participación, afecto, protagonismo. ¿Qué le brinda la comunidad o el barrio donde el niño pueda encontrar eso?», cuestiona. Para el abogado constitucionalista Nassef Perdomo la ley es una herramienta que no debe ser asumida como una solución para estos casos, pues la delincuencia juvenil es un problema estructural que debe ser contrarrestado con mayor inversión en educación y políticas que puedan generar posibilidades de empleo y de desarrollo a los adolescentes y jóvenes. «Es muy fácil querer resolverlo todo prometiendo ‘mano dura’, pero eso es sólo prometer más violencia. Aumentar las penas no disminuirá la violencia porque estos jóvenes no tienen nada que perder. Con las reformas que se pretenden el problema no desaparecerá, la fiebre no está en las sábanas».

16 comentarios

  1. Hola Argénida. Es posible que a largo plazo endurecer las penas no sea la solución -la verdad es que hay que empezar a atacar el problema por la raíz, y eso implica educación y oportunidades para ir acabando con la margnalidad y la gran brecha social existente. Sin embargo, en lo que eso se hace, me parece que sí es necesario endurecer las penas de quienes estan ahora en manos de la justicia, porque no es verdad que en mes se reforman y no hay garantía de que vuelvan a delinquir. Y si no quieren endurecer las penas, entonces que diseñen programas para reformarlos, pero bajo ninguna circunstancia deben salir en un mes.

  2. Justo de este mismo tema llevamos dos días hablando en mi casa y llegamos a los siguientes puntos.

    1. Estados Unidos tiene que dar su aprobación mas organismos internacionales tienen que aprobar cualquier modificación o renovación el código del menor aquí en RD.(Mandando en casa ajena si me preguntan a mi y ellos no están pasando esta pela con la criminalidad).

    2. Como bien mencionas la naturaleza de surgimiento de un delincuente viene dado por los puntos que tocas; sin embargo desde mi perspectiva, la marginalidad familiar es la que impera en el primer rango de la lista: No todos los maltratos son físicos. El abandono de la educación y no prestarles atención a los hijos por parte de los padres juega un papel importantísimo en la creación de futuros delincuentes. Los niños no tienen que ser solo maltratados física y sexualmente para abandonar los hogares y unirse a pandillas: a veces el mismo trastorno de la unidad familiar colabora para que estos jóvenes que son muchas veces ignorados por los padres (por tener en sus cabezas sus propios problemas) buscan alternativas a la falta de una figura materna o paterna y ahí es cuando otros se aprovechan de ese hueco, vacío y abandonado. Ellos escuchan, aparentan escuchar y prestar consejos. Les dan la atención que carecen en el hogar y los niños se lo creen, confían y se dan enteramente a estos manipuladores. Ya cuando se encuentran en el círculo de las pandillas o miembro de ladronzuelos, es bien difícil que abandone aquel círculo que le proporciona en primer lugar de gratis ropa, celulares o zapatos de moda… claro que todo es gratis en un principio. Luego te lo tienes que ganar.

    ¿Alguien recuerda el libro Oliver Twist? El entrenador de ladrones llamado Fajin era la figura paterna en todos los niños que acogía bajo su tutela. Bajo la fachada de ser “Un padre adoptivo” convencía a los pequeños que robasen para él y que nadie mas los cuidarían pues la sociedad los pondría en hogares adoptivos crueles y malos. En nuestra actualidad todos los líderes de pandillas son nuestros “Fajín” personal en nuestro país.

    3. Cuando no son marginados sociales o familiares entonces viene simplemente la tarea de los nuevos reclutados de buscar “sangre nueva” incluso si eso significa entrenar jovencitos que en su hogar no les falta figuras paternas en el hogar (en lo que cabe a la clase pobre del país) pero si disciplina. También las necesidades materiales les llenan los ojos: tener un celular como fulanito o menganito es algo tentativo para la mente de un jovencito que aun no puede considerarse hombre. O en su defecto en el caso de las niñas que son empujadas desde bien temprano a la calle y son atraídas por estos muchachos que les consiguen lo que por medio a sus padres no podrían obtener.

    4. La misma “ignorancia” de los padres ponen su granito de arena: los padres practican lo que se llama “Ignorancia por conveniencia”; el muchacho llega con un radio nuevo o una televisión nueva. Comienza a usar zapatos que el padre no le compró. Aparece los celulares y los doscientos pesos para los “Viejos” comprando su ignorancia. Luego se aparece con dos latas de pintura para la casita. Aunque los padres ya no intenten averiguar de donde viene todo esto, tampoco le ponen un alto; son cosas que apenas con el salario o pensión de alguno de ellos, jamás podrían adquirirlas.

    Con todos estos puntos ya enumerados nos dirigimos a la siguiente y más reciente demostración de una “Organización delictiva”. El caso de los jóvenes que mataban taxistas han traído a colación el gran punto débil dentro de nuestro “Código del menor”: y es el hecho que los menores no son procesados con condenas rígidas que den el ejemplo de disciplina en la sociedad. Si bien menciona Mariangela mas arriba que no se puede tomar como alternativa para largo plazo, si bien puede considerarse como medida de corto plazo; nuestras autoridades no invierten NADA para la corrección de estos jóvenes o programas de concientización o algún plan alterno fuera de la justicia. Los jóvenes cometen delitos, son arrestados y a los pocos momentos – a veces menos de un mes- liberados y nuevamente están en las calles cometiendo más crímenes.

    Con el caso mas reciente vemos una tendencia delictiva: en una sociedad que “priva” en futurista y de desarrollo, vemos como cinco menores al mando de dos adultos cometieron las atrocidades mas horribles que pocas veces se ha visto en la historia de crímenes de la República; Cinco menores cometen asesinato a sangre fría a un sector de trabajo social “taxistas”, les despojan de todos sus bienes y no conforme a eso los torturan, gozan con hacerlos sufrir y luego de mucho sufrimiento, los matan sintiendo éxtasis por la labor cometida y mas tarde vanagloriándose de su “Triunfo” al leerlo en los diarios.

    En otros países esa es conducta de asesinos en serie. El castigo por este tipo de crímenes es cadena perpetua en adultos y en menores es ser juzgados como adultos y enfrentar la pena máxima. No podemos comparar robos y asaltos, consumo de estupefacientes o posesión de narcóticos; estamos hablando de cinco menores que se excitaban con lo logrado en esos horrendos crímenes. No pueden ser procesados como comunes chiquillos y delincuentes de poca monta. Ellos actuaban como asesinos en serie, con premeditación y alevosía. Disfrutando del dolor ajeno.

    Este hueco que hay en nuestro sistema judicial es lo que está evitando que el reclutamiento y entrenamiento de menores incremente cada día más. Es mas fácil que te suelten a un menor miembro de tu pandilla en dos horas que a uno mayor de edad… los delincuentes ven esto como un activo y una oportunidad. El tiempo se agota y ya cuando quieran echarles manos, se saldrán de nuestro control y las consecuencias ni podemos en estos momentos imaginárnoslas… o tal vez no me atrevo a imaginármelas.

  3. te aseguro que la forma de un niño convertirse en delincuente es por los padres ser tan irresponsables y dejar que el muchacho se crie como las chichiguas. Si asi mismo, pa donde lo lleve el viento y eventualmente hacen lo que les da la gana!

  4. Maryangela:

    Así como apuntas y apunto en el texto, apoyándome en las opiniones de personas que trabajan con jóvenes, el problema no es tan simple como lo quieren pintar.

    Lo de endurecer la ley no soluciona, a mi opinión nada. ¿Por qué? ¿Has ido alguna vez a una cárcel? Usualmente los centros de detención en los países de América Latina son lugares de entrenamiento para deshumanizar y violentar más el ánimo de los internos. En el país la situación de las cárceles, fuera de las pocas que se encuentran en el Programa Penitenciario, están sobrepobladas y envueltas en un ambiente hóstil que impide a los internos reformarse.

    En caso de endurecer la ley…¿donde están la estructura necesaria para hacer valer esa ley? Ni siquiera en la actualidad los centros de detención de menores pueden hacer un trabajo adecuado.

    El mundo de un niño o niña es su entorno. Su hogar, su barrio, sus carencias. ¿En que circunstancias nacieron y vivieron esos niños que integraban esa banda? Ellos podrán ir a la cárcel, pero y los otros niños y niñas que viven en el mismo sector donde ellos vivían…¿que haremos para evitar verlos en una noticia en la que son protagonistas del crimen?

  5. M.H.

    Mucho de lo que señalas está ya expuesto en el trabajo. El concepto de violencia intrafamiliar no se refiere sólo a la física, sino a todo signo de violencia: verbal, sicológica, abandono. Son las condiciones adversas en que un hogar se puede manera y que violentan la armonia que se busca tenga un hogar para el buen desarrollo de sus miembros.

    Comprendo tu larga exposición y el desconcierto que expresas. Actos como estos son díficiles de asumir y de admitir. Es un hecho que cuestiona la forma en que la sociedad se define para unos niños que a su edad deberían estar en la escuela o jugando. Pero, lamentablemente, son producto de un medio, de las carencias de este medio donde nacen y crecen.

    Los que nos queda en preguntarnos que hacer con los cientos de miles de niños y niñas que viven en condiciones propias de un caldo de cultivo que los convertira en delincuentes. ¿Qué debemos mejorar y exigir para que la situación de ellos pueda cambiar?

    Esos chicos que llegaron a tocar el lado más violento de ser humano, dañados por todo lo negativo que ha influido en su vida, podrán ser juzgados como adultos y llevados a la cárcel, pero que hacemos con los que al igual que ellos están en la mismas circunstancias de convertirse en lacras sociales.

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