Yo comí helados Walls

Helados Walls Marcaron toda una época, todavía los venden, pero cuando se introdujeron aquí por primera vez, fueron toda una sensación. De diversos sabores, formas, colores y precios, estos helados le dieron mucho agua de beber a la competencia ―Helados Bon, Baskin Robbins etc.― Los helados Walls sorprendieron a los dominicanos por lo bueno y originales que eran, cada quien tenía su favorito, simplemente eran irresistibles, y a finales de los 90s no hubo otro producto parecido, igual de exitoso y delicioso que los Walls. Vinieron e impactaron, provocaron que rápidamente se importara otra marca para que le hiciera la competencia, los Blue Bunny, que tenía mucha variedad también pero no eran tan carismáticos Los Walls eran helados divertidos, de raras formas, llamativas presentaciones, refrescantes y tentadores sabores, el universo Walls fue ampliamente degustado por la familia dominicana ―clase media y alta― además gracias a una excelente distribución los encontrabas en cualquier lado, farmacias, supermercados y hasta colmados.

La revolución de la paleta de helado

En aquella época ―mediados de los 90s― habían pocas innovaciones en el formato de paleta de helado, muchos años antes la gente de Bon había revolucionado el mercado vendiendo un producto que tuvo una gran acogida: Las paletas Twin. Estas paletas, de dos palitos simulaban ser dos helados juntos, eran a base de agua, bastante refrescante y sus sabores tamarindo y chinola hicieron historia. Ya después de eso, sinceramente el mercado de las paletas no presentaba nada nuevo, los productos eran muy monótonos y realmente había muy poca variedad. A partir de la entrada de los Walls, todo cambió, eran importados por la Sociedad Industrial Dominicana «MercaSid», una vez escuché que también llegaron a fabricarlos en el país, pero esa información todavía no la he confirmado. El publico vio como estos novedosos helados rompían completamente con el modelo tradicional de paletas de helado, incluso en la amplio catalogo de sabrosas variedades tenían hasta barquillas de helado ―llamados Cornetto― Cabe destacar que los helados Walls se vendían a través de neveras muy vistosas ubicadas como dijimos arriba en todos los establecimientos comerciales posibles. Prácticamente los helados llegaban a ti, no tenias que ir a una heladería para disfrutarlos la calidad se impuso a módicos precios.

Me encantaba el Twister, costaba RD$10

Aparte de su excelente distribución en las zonas urbanas, lo que hizo que los Walls fueran ampliamente demandados por todos era que tenía un helado para cada persona, y a partir de 5 pesos podías comprar el tuyo. Lógicamente en esa época el Dólar estaba a una tasa del 17 por uno, las paletas tradicionales rondaban los 5 pesos, pero los Walls ofrecían toda una experiencia que provocaba no escatimar en esfuerzos. Entre los más populares estaban los «Calipsos» un helado hecho de agua muy refrescante que venía en una especie de flauta de cartón, muy parecido a un extenso esquimalito pero más chulo. También estaba el «Feast» una paleta con 4 capas full de chocolate, este helado tenía un centro crocante. Los Soleros eran helados de leche, pero con sabores ácidos y frescos, como Blueberry, crema de naranja etc., era una paleta muy elegante que provocaba un mordisco al instante. Mi favorito de siempre fue el Twister, un extraordinario helado de limón con crema y el centro de fresa, la paleta era súper chula de vista ya que los sabores se combinaban en forma de espiral. Pero el helado más deseado, la paleta más cara ―25 pesos― y en definitiva el buque insignia de los Walls era el imponente Magnum ―todavía se vende― una paleta de helado Premium relleno de crema envuelto en una crocante capa de chocolate, venia en diferentes sabores: Almonds, White, Classic y uno que no tuvo mucho éxito, el Mint, con sabor a menta.

Antes y después de las paletas de helados

Cuando los Walls reinaron no hubo para nadie, con 10 pesos te comprabas el Twister, degustarlo y saborearlo era todo un placer, hasta te daba status, los Walls representaban la paleta de la clase media, con el simple hecho de exhibir uno ya demostrabas que comprabas lo bueno, la relación calidad/precio estaba muy bien balanceada. El real boom fue cuando lanzaron los carritos de helado, no solo estaban esperando por ti en las farmacias y Súper Markets, ya los Walls paseaban por tu puerta en un atractivo triciclo con la imagen de marca bien llamativa, recuerdo que la sombrillas eran rojas con amarillo igual que los colores de la marca. Antes que eso, empresas como «Bon» no se había lanzado agresivamente a las calles con carritos especializados, rotulados y bien presentados, existían unos triciclos tradicionales que tenían en su canasto una neverita plástica donde se encontraban los helados, también habían motores. La distribución era un poco informal, pero los Walls le dieron mucho brillo y etiqueta al servicio de venta a través de triciclos. La calidad de estos helados marcaron un antes y un después, sorpresivamente deje de verlos en muchos lugares al entrar la primera década de este siglo. La competencia también se puso las pilas y se las ingeniaron para sacarlos del mercado. Hoy su popularidad no es tan fuerte como antes, pero la calidad se mantiene y la diversidad también ―aunque extraño mi Twister―. Aquellos ricos recuerdos y sabores que llegan a nuestros paladares desde que evocamos aquella neverita amarilla con rojo o aquel carrito triciclo de igual color. Los Walls fueron toda una sensación, y también una gran tentación, ¡deliciosos helados!.

6 comentarios

  1. Me encantaba el twister!!! Te acuerdas de helados el Polo??? Mas criollo y en todas las esquinas habia uno pequenho…

  2. yo me acuerdo que tenian una especie de lasaña de helado, creo que se llamaba Veneta o algo asi. Cuando tenia como 13 años, mi sueño era comerme una jajajaja

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