Una experiencia inolvidable

Guagua públicaEsta mañana esperando que pasara el trasporte y ya tarde para llegar al trabajo, vi una guagua que venia y sin pensarlo la abordé. Cuando la guagua arrancó me di cuenta que no había espacio para mi en la parte de arriba lo cual tenia que quedarme en la entrada —en el pequeño, fino e inestable pedazo de metal que se encuentra en la puerta—. Pensé varias veces en quedarme pero veía la hora y la verdad que me preocupaba, me estaba sujetando fuertemente de un extremo de la guagua pensando que si acaso se desprendía la parrilla, podría quedarme colgando —se que estaba pensando un poco paranoico pero quien hubiese estadio en mi lugar sabría de que hablo—.

El mayor problema

Después de recorrer varios kilómetros y de perder el tacto de la mano izquierda, debido a la presión que estaba haciendo para sujetarme, una señora pide parada, lo que hice fue poner un pie en el tubo de la parte de afuera —la parte más peligrosa de una guagua pública— y ponerme en posición de cobrador para cuando bajen todos yo poder entrar y colocarme arriba, cuando la primera persona bajo de la guagua y pisó el tubo junto conmigo, el débil y oxidado tubo rechinó y casi se desprende, pero al final pude subir y tomar un asiento. Moraleja de esto: Nunca abordes una guagua cuando sepas que te vas a quedar en la parte de abajo.

Pensemos bien las cosas

Un día se desprenderá un tubo de esos y sólo Dios sabrá lo que va a pasar con las personas que se suben en él, porque no hay espacio en la parte de arriba. De verdad que esto es una experiencia que nunca olvidaré, no se si soy más miedoso que ellos, pero lo único que se es que me gusta vivir y cualquier cosa que tiente contra mi bienestar me da miedo. Por favor no lo hagan como yo, no importa si estás tarde para el trabajo, universidad cita o lo que sea la seguridad está primero.

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