Un chofer retirado

El día de ayer mientras esperaba en una fila, un señor quien hablaba sobre el transporte público de nuestro país me dijo como después de cinco años conchando tuvo que retirarse para siempre. Su primera queja fue sobre los pasajeros, son personas sin respeto alguno, «bocas sucias», desorganizados y destructores —eso dijo de la mayoría de los pasajeros—. Después de tener cinco años transportando personas y tener que gastar miles de pesos en reparar los desperfectos que los pasajeros le hacían a su guagua —Rayaban los asientos, los rasgaban y destruían—, decidió dejarlo ya que en un momento tomó la decisión de detenerse y lanzar a una pasajera —La cual lo abordaba todas las mañanas— al río Ozama, lo dejó antes de cometer una tragedia. Me dice que ahora su vida es más tranquila pero aún sigue gritando a las personas como si fuera chofer de guagua pública.