El vicio de las BBs ha llegado a tal punto que las cosas que uno ve en las calles no tienen nombre. Caminando por la Gómez me encontré un AMET con el transito parado porque tenía que responder su pin antes que el tapón, el miraba de reojo y hacía señas con las manos para que los vehículos siguieran mientras él continuaba usando su Blackberry. Muy fuerte el caso, el caballero «sabrá Dios» si estaba hablando con alguna novia o resolviendo algún problema, pero ese era el momento menos apropiado para hacerlo. Me preocupó verlo tan tranquilo mientras los vehículos le tocaban bocina y se desesperaban y él «chilin» con su celular tal vez leyendo algún BC o cualquier tontería. Esto sólo se ve en mi país.