Era mi hora de almuerzo y me dirigía hacia algún lugar donde vendieran buena comida, cuando de repente escucho un disparo todos corrieron hacia el lugar, una joven temblorosa, asustada y con los ojos llorosos se encontraba rodeada de personas y de dos policías «¿Qué pasó?» era todo lo que se oía, con una voz entre cortada dijo «Me arrancaron el celular» Otros que estaban en el lugar contaron todo lo que pasó, un señor dijo que al ver lo que ocurrió sacó su pistola y disparó hacia el motor donde iban los delincuentes pero sin ningún resultado. Una joven pudo anotar la placa de los criminales y se la dio a unos agentes que estaban cerca, y todo eso pasó en menos de siete minutos.
Confusión y preocupación
Nadie entendió con claridad que pasó, la joven terminó llamando a su padre de un teléfono ajeno para que la recogiera, y todos siguieron su camino. Casos como este pasan a menudo en nuestro país, los agentes sólo se quejaban diciendo «Por este uniforme brilloso que nos han dado, por esto es que los ladrones saben donde estamos. Si no fuera por esto seguro que los hubiésemos agarrado» Dos jóvenes que iban por mi ruta me contaron con claridad todo lo que ocurrió «El don que disparó le tiró a dar, pero cuando el tiró casi nos da a nosotros porque estábamos al lado de los ladrones» Eso me dijeron aun sorprendidos por todo lo ocurrido.
¿Cuándo acabará?
¿Hasta cuando seguiremos siendo victimas? ¿Podrá acabarse esto algún día? Con la mayoría de agentes delincuentes que hay en las calles, que en vez de ayudar nos hacen daño es difícil que esto mejore de un día para otro. Tenemos mucho tiempo esperando y la paciencia se agota, las calles ya no son seguras, ni las universidades, tampoco nuestras propias casas. La mayoría de las personas viven encerradas bajo candado todo el día para evitar un atraco, así tendremos que hacer todos, al parecer esa es la única forma para vivir seguros.