Sobre el trabajo infantil

Este artículo lo escribí motivado por un estudio realizado por la Pontificia Universidad Madre y Maestra donde se establece que el 60% de la población dominicana valora como positivo que los niños trabajen siempre y cuando la labor que realicen no interfiera en su desarrollo físico o moral.

Niños de Santo DomingoEn la imágen: Niños de Santo Domingo, por Marcelo Montecino.

Siempre me han parecido un poco inflados, o por lo menos «globales», los anuncios que buscan crear conciencia sobre el trabajo infantil. Entiendo que es un enorme problema social el hecho de que los niños se ven obligados a trabajar en las calles —vendiendo dulces, flores o de «limpia vidrios»— o a pedir y, mucho peor, por el ingrediente mercantil del asunto, cuando son llevado a factorías. Pero no creo que el problema chino sea el problema local, aquí el trabajo infantil no es con un objetivo fabril, sino un mal social y en algunos casos hasta un valor familiar.

Gran parte de los niños de la calle con quienes yo he hablado no salieron inicialmente a vender o a empleársele a un explotador que fabrica tenis Nike, sino, que se fueron de su casa por otros problemas, como el maltrato físico o la falta de sus padres, y terminaron unos integrándose a las pandillas —donde sí llegan a ser explotados a cambio de seguridad o sentido de pertenencia— y otros deambulando juntos con otros de sus iguales, y venden para comer y apostar (su modo de diversión). La forma más fructífera en que podemos combatir este problema en República Dominicana no es por las ramas, sino por su raíz: la familia.

Lo que me preocupa de las campañas sobre el trabajo infantil es que en base a una generalización, se presupone que todos los niños y adolescentes que trabajan lo hacen en las calles, obligados por una pandilla y por necesidad, y no se toma en cuenta que es una tradición en la familia dominicana que los muchacho trabajen pa’ que no se conviertan en tiguere (delincuentes). En mi caso particular, desde niño me mandaron a hacer varios trabajos —aprendiz de mecánico, mensajero interno, utíliti en un almacén— y nunca lo tomé como un maltrato, sino como un orgullo.

3 comentarios

  1. evitemo el abuso infantil, para creal mejores profesionales en este mundo y menos deicuencia, que tanto no esta afertando. grasiaaaaaaaaa….

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