La presencia masiva de obreros haitianos en obras en construcción es una de las tantas realidades que se conocen perfectamente en la República Dominicana, de ahí que me sorprenda tanto el hecho de que en las últimas semanas viene denunciándose esa práctica, acompañada de la amenaza que representa para los dominicanos en términos laborales.
Esto de la amenaza laboral no se pone en duda, más aún cuando estamos en una situación de crisis mundial que ya ha tenido su impacto aquí a nivel de zonas francas y de turismo. Siendo el caso que las calles están llenas de limosneros, limpiavidrios y vendedores de chucherías, la mayoría en perfectas condiciones físicas, podemos concluir sin la necesidad de data oficial en que el desempleo en este país es una realidad palpable, causada en gran parte por el nivel analfabetismo que impera.
El trabajo del obrero es uno que no exige mucha preparación, y la prueba de ello es que esos haitianos que trabajan en la construcción no cuentan con estudios ni cosa parecida. Entonces, viene la pregunta obligada: ¿por qué no contratar dominicanos entonces?
La respuesta es sencilla y bien conocida: porque la mano de obra haitiana sale más barata. La constructora contrata a esos haitianos, la mayoría de ellos introducidos de manera ilegal al país, les paga cheles, y todos contentos. No hay gastos en seguros de salud o vida y los haitianos tienen la oportunidad de mejorar su nivel de vida, aunque sea de una manera muy mínima. Y mientras todo eso ocurre, docenas de leyes laborales se van violando en el proceso, sin que nadie haga nada.
Si la Federación Nacional de los Trabajadores de la Construcción (Fenatracon), una de las entidades que ha denunciado la invasión haitiana en la construcción, realmente desea cambiar el panorama, ahora es su oportunidad.
Como parte de esta Cumbre de «Fuerzas vivas» que empieza hoy, Fenatracon debiera reunirse con las autoridades de la Secretaría de Trabajo y exigir el cumplimiento de las leyes correspondientes a los contratistas de esta mano de obra. Así se reducirían los niveles de desempleo, habría menor presencia haitiana y se sincerizarían los salarios devengados por obreros. Parece un sueño, pero no lo es. Lo que hace falta en este país es decisión.
La respuesta no es tan sencilla. El obrero dominicano se vive quejando, nunca esta conforme con lo que se le paga, y quiere llegar a ser jefe en un abrir y cerrar de ojos. En contraste el obrero haitiano es mas servicial, mas conforme con lo que hace, y no tiene miedo de preguntar para aprender.
Lo que me estás diciendo entonces es que se trata de un problema de educación y actitud. ¿Cuándo será que las autoridades y el mismo pueblo se darán cuenta de ello? Con esta desidia y pasividad que tenemos, unida al afán de «todo dácil», no vamos para ningún lado.
los dominicanos no quiren trabajar en la construccion pero cuando se encuentran en EEUU ellos lo hacen.
Quiero que los dominicanos sepan que los haitianos son el motor en el caso de construccion en la republica dominicana 90% de las construcciones son obras haitianas pero un dia ustedes van a buscar a un obrero haitiano no lo van a encontrar Pa k lo sepan…