La carta de Soto Jiménez

Este viernes inició caliente. El ex secretario de las Fuerzas Armadas, José Miguel Soto Jiménez, se despachó ayer con una carta pública hacia el ex Presidente Hipólito Mejía que aparece publicada hoy en los principales medios. La misma está llena de prendas y cargada de vituperios elegantes, bien ajustados y datos históricos muy reveladores. Hago a continuación una selección de su contenido.

  • Ciertamente, creo que como ha insinuado de alguna forma, la amistad obliga en el plano de la reciprocidad al respeto y al afecto, pero de ningún modo a la adhesión abyecta, a la subordinación servil de criterio, a la inercia, a la inamovilidad y, mucho menos, a la tolerancia de insultos a la que está usted lamentablemente tan acostumbrado, con la excusa baladí de su carácter repentista.
  • Naturalmente, hombre memorioso a toda prueba, deberá recordar que yo nunca le pedí el alto cargo con que me honró, ni mucho menos recuerdo que le solicitara nunca que me dejara en el mismo, como lo hizo de forma decidida, diciéndome en varias ocasiones que yo sería secretario mientras usted fuera Presidente.
  • A pesar de que me enteré que ciertos generales comandantes de brigada fueron llamados a su despacho por su edecán para que supuestamente no cumplieran mis órdenes el día de las elecciones del 2004, por estar yo “dudoso”, y esos oficiales fueron a darme la novedad, en apego de una conciencia institucional, ajena a esos asomos de “conchoprimismo” irreflexivo y barato.
  • En cuanto a que yo después de dejar el cargo y usted la Presidencia, le debiera yo algún tipo de adhesión política incondicional por los favores recibidos, es un desconocimiento rampante de lo que son los principios e ideales del hombre integral y un irrespeto a la independencia de criterio que usted siempre celebró en mí.
  • Pero, además, recuerde (y en eso es usted muy bueno), que cuando salí de la vida militar, dando los primeros pasos como ciudadano civil, fui a consultarle, junto a otros ex militares, cual debería ser nuestra posición respecto al PRD, y usted nos respondió que si nos estábamos “volviendo locos”, que nos “quedáramos quietos y tranquilos”.
  • A diferencia suya, sin referir los detalles de lo que nos dijo en aquella ocasión, siempre he pensado que el PRD, con acendrada legitimidad histórica, ha sido en determinados momentos un instrumento idóneo de la democracia dominicana, teniendo una base de sustentación social que representa los sectores más humildes y mayoritarios del pueblo dominicano.
  • Pero, ya volando solos, le seguimos solicitando su opinión hasta hace algunos meses, esta vez requiriendo su posición frente al proyecto del Ing. Miguel Vargas Maldonado, a lo que usted nos dijo, como única respuesta, que nos mantuviéramos como las velas de los santos “ni tan cerca que queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre”, en una ambigüedad inexplicable, pero cargada como siempre de ese toque matrero y zahorí que lo caracteriza de forma admirable.
  • Reitero que no tengo ni tendré nunca vocación de oveja, sino de pastor; no tengo alma de lacayo y soy dueño absoluto de mis actos y de mi vida pública. Por tanto, no tengo que pedirle permiso a nadie para articular mis ideas ni entro en componendas telefónicas para azuzar a los lobos. No creo en los tapa bocas ni en los boches.
  • Se equivocó conmigo: yo no tengo precio ni estoy en venta y no lo digo por el oprobio vertido contra mí en ese sentido, sino por lo que ha dicho usted con respecto a que le debía adhesión política eterna por esos cuatro años inolvidables.
  • Conozco su teoría de “sonar el fuete de vez en cuando” para alinear la vacada, pero para hacer eso necesita ganado, ganado que se asuste de los estampidos del artificio, y requiere de reses mansas, enfermas o cansadas. Conmigo no funciona eso, porque yo no estoy en su corral, ni quiero estar donde sobran las vaquillas mansas y cautivas.

6 comentarios

  1. No soy simpatizante de Soto Jimenez ni mucho menos del otro, que no merece ni ser mencionado, pero definitivamente, haya sido él el autor absoluto o con la ayuda de alguien, me alegra mucho de la respuesta y sobretodo, con la altura del lenguaje y el respeto impregnado.

    A la gente baja… se le responde con altura. Bien hecho!

  2. Porque poner en duda de si lacarta la escribio el Sr. «Pepito» Soto Jimenez como le llamabamos con mucho carino en el colegio S.L.G.-

    Lo mas importante es lo que el expresa en su carta y el tiene la capacidad, la inteligencia, la educacion, el verbo mas que suficiente para escribir una carta asi.

    FELICIDADES AL «PEPITO» POR SU ESA CARTA CON ALTURA Y CON RESPETO.

    LLEGARAS MUY LEJOS,
    TE FELICITO JOSE MIGUEL SOTO JIMENEZ

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