Despertar una mañana después de pasar la noche más desesperante y larga, y encontrar debajo de mi cama un regalo el cual yo sabía que iba a tener un juguete era algo inexplicable. Jugar todo el día con mi Robot —si no me regalaban un robot un día de Reyes no me sentía feliz— eso era una maravilla, llegar a casa de mis primos con los regalos y empezar a jugar entre todos son momentos que nunca olvidaré. Esta es una fecha que los niños esperan con alegría, todos preparados a jugar con los regalos que le dejen los Reyes Magos.
Algunas experiencias
Recuerdo cuando me compraron mi primera bicicleta la cual vino con los frenos defectuosos y casi muero por su culpa en tres ocasiones —una de ellas casi me chocó un camión Daihatsu— ese día fui a casa de mis primos y pasamos todo el día montado al frente de la casa, también recuerdo aquel Robot que a mami se le cayó y la cabeza salió rodando por todo el suelo —aún no he superado ese trauma—. En estos días lo que se regala son Nintendos Wii, Xbox y carros para algunos ya nadie pide carrito a control ni casitas de muñecas. La hermanita de una amiga me dijo que quería 300 dólares de Reyes.
La antigua tradición
No creo que estos días aún quede algún padre que le diga a sus hijos que los Reyes vienen en camellos a traerles los juguetes, simplemente los padres van a las tiendas con sus hijos y comprar lo que ellos quieran. Tal vez Melchor, Gaspar y Baltazar no sean tan famosos en estos días pero la tradición del regalo aún no se ha perdido. Los padres hacen lo que sea para comprar algo a sus hijos y hacerlos felices, no sé si los Reyes no vienen ellos mismos porque realmente no existen o sólo porque ya nadie le deja que comer.