Después de esperar unos 15 minutos llega el delivery con lo que ya había pedido, cuando llegó me pide disculpas por la tardanza lo noto amable y entablamos una conversación. Al día siguiente vuelvo a pedir algo al colmado, vuelve el mismo delivery con su misma sonrisota, ya se está volviendo una costumbre. Después de muchas llamadas y de muchas conversaciones, que me contara donde vivía, de donde era, que porque vive aquí, me di cuenta que en verdad el joven que no puede pasar de 27 años quiere echar pa’lante con su propio esfuerzo. Un día bromeando con él le dije que se sacara la Loto, me miro y me dijo «Yo no quiero ser rico con la Loto, quiere salir adelante con mi propio esfuerzo» Eso es digno de admirar
El sueldo no basta
Un día llegó y me trajo un pedido se quedó diciéndome algo medio tímido hasta que lo dijo «Tu sabes que a uno el sueldo no le da mucho, y la cosa ‘ta mala» yo entendí su «puya» y le di algo más que el precio del pedido, me dio muchas gracias y se fue feliz. Le di el dinero sin ningún pesar, porque se que en verdad él quiere ser alguien sin necesidad de estar ganándose el premio gordo sino por su propio esfuerzo, y se que su sueldo seguro que no le da para mantener una familia. A personas como él no lo pienso dos veces para extenderle la mano.