Miguel Ángel, un estudiante de nuevo ingreso quien lo que único que quiere es terminar su carrera y ser profesional, se ha visto envuelto en ciertos inconvenientes que le han hecho pasar malos ratos en su carrera universitaria —huelgas, largas filas, profesores irresponsables etc…— Después de salir a la 1:00pm de un clase de filosofía decidió ir con sus amigos al comedor económico. Ve desde lejos aquella fila de personas todas con el mismo plan ¡Comer, comer y comer! Con miedo a que los estudiantes salvajes se aloquen y ocurra un accidente, se coloca en la cola con sus amigos y empieza otra aventura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Mucha hambre y mucha gente
Pasan 10 minutos y la puerta de entrada al comedor aún se puede ver en la distancia, desesperado habla con los amigos para olvidarse de su hambre y poder esperar en calma. 30 minutos han pasado está frente a la puerta y entra, otra fila —pero más corta— le espera para recoger su plato de comida, entrega el ticket que había comprando anteriormente en la parte trasera del comedor —por el cual tuvo que hacer otra fila para comprarlo—. Ya sentado comiendo con sus compañeros un plato de comida sale volando por los aires y dos personas se enredan en el suelo a las trompadas, mientras que la emoción invade el lugar y se arma una «Guerra de comida» Miguel Ángel «pino al fin» no sabe qué hacer y sale corriendo con sus amigos —todos pinos también— porque todos conocen el refrán que dice: Es mejor que digan aquí corrió que aquí murió.
Susto y hambre ¡Combinación mortal!
Al salir del comedor entre gritos y risas se retiran corriendo y al detenerse sólo hablan de lo que pasó, por extraño que sea la experiencia de salir corriendo entre cientos de personas hambrientas y esquivando muslos de pollo, moro de habichuelas, ensalada de coditos y otras cosas que iban volando por los aires fue muy emocionante. Después de calmarse todo recuerdan que aún tienen hambre y todo finaliza en algún comedor de la zona o un Hot dog cercano. No se lamentan de haber perdido su dinero ya que sólo fueron 5 pesos por un plato de comida, lo que se lamentan es que tuvieron que durar casi una hora para comer y al final salir peor de cómo llegaron. El comedor económico de la UASD tiene buenos cocineros y la comida es excelente, pero por algunos como esos dos salvajes lugares como este tienen mala fama. Si vas algún día al comedor no dejes de probar el pan con chocolate que preparan allá, nunca lo he comido pero según comentarios ¡No hay dos en este país como ese!