Siempre escucha
Anda de aquí para allá, se conoce cada urbano resquicio del barrio, es un excelente observador de la naturaleza del bicho dominicano de callejón, guarda en su memoria cientos de anécdotas de todos. Es el agente económico del barrio, todo un fondo monetario ambulante, si, por supuesto que nos referimos al prestamista de barrio. Si hablamos de elementos y personajes propios y representativos de nuestra dominicanidad, él no se podía quedar fuera del paquete. Unos prestan a un diez mensual, otros te exigen que pagues intereses y capital juntos, otros te acomodan una cuota diría a pagar durante una cantidad determinada de días y al terminarla ya habrás saldado. Un prestamista de barrio no acude a los buros crediticios ya instituidos, todo lo que hacen es analizarte a la hora de hablar, cuáles son tus ademanes, estar pendientes de tu lenguaje corporal, hacer algunas averiguaciones por la izquierda y problema resuelto.
Más popular que algunos bancos
Tomar un préstamo a un prestamista de barrio puede ser más caro que tomarlo en un banco pero la razón por la que mucha gente se ve precisada a agotar esta vía es evadir la burocracia en la que podría verse inmersa a través de la institución bancaria, una burocracia que muchas veces llega a denigrar y ofender la condición de clase media baja o el estatus de pobre de quienes sí llegan al banco en procura de un préstamo personal o de vivienda y es que la petición del garante es un meta mensaje que podríamos entender como: sabemos que tú solo, no puedes, danos garantías. El prestamista de barrio es un personaje legendario calumniado por las malas y buenas lenguas del barrio y aunque no coma espagueti siempre será el hombre de la pasta y si el tiempo es dinero, siempre andará con mucho tiempo a prestar.
Gajes del oficio
3 y pico de la tarde, hay un hombre de vestimenta formal rondando un motor en una parada, alguien se acerca al extraño y le dice algo al oído y en seguidas vemos como el hombre comienza a ponerse furibundo hasta llegar a echar espuma por la boca. El individuo en cuestión es un prestamista y le han dicho que Ovandi el motorista se fue en yola para Puerto Rico, y es que esos son los riesgos del oficio. La gran pesadilla de todo prestamista es ser dejado enganchado. Pero debemos ser objetivos y evaluar a este bicho en su justa dimensión pues sin él, mucha gente honesta y trabajadora no hubiese podido montar su negocito, otros no hubiesen podido andar en su carrito o tener casita. Así son las cosas en nuestros barrios y la dominicanidad actual les debe mucho más a ellos que a algunos miopes de alcurnia.
El banquero de barrio: El prestamista ― http://cot.ag/at4y3c ^RF