La semana pasada hablé acerca de cómo la cultura del debate no se fomenta en aulas de escuelas, colegios y universidades, donde sólo el profesor —la máxima autoridad— tiene la última palabra. El joven que recibe este ejemplo en sus años de formación llega a la adultez sin mucha idea de lo que es un debate, y por eso es que más que intercambio de ideas, se llega a un intercambio de insultos cuando se tratan ciertos temas.
Hasta el momento, basándome en mis observaciones (ojo, que no se trata de un estudio científico, todo esto es empírico), puedo afirmar que el tema que más pasiones levanta en República Dominicana es el relativo a los haitianos, sin importar la óptica desde donde se mire: inmigración, historia, humanismo, medio ambiente.
En cada blog, periódico y foro es evidente que las opiniones chocan, pero el problema es que el choque no es sólo de pensamiento, sino que se convierte en algo personal donde aquellos de opiniones contrarias se insultan mutuamente. A veces empieza de una manera sutil, con alguien que hizo un comentario neutro y comedido pero que recibe un azote directo de otro que no ve las cosas de igual manera.
Y así, después de ese primer «encontronazo», se pierde cualquier chance de lograr un debate mesurado y serio. El problema parece ser de intolerencia y, en algunos casos, de gente que no se detiene a leer entre líneas, sino que lee apresuradamente y llega a sus propias interpretaciones y conclusiones de manera igualmente apresurada. En cierta ocasión escribí un artículo para Duarte101 donde decía que si bien la tecnología facilita muchas cosas, al mismo tiempo nos complica la vida. Nada más hay que ver los comentarios vertidos por los lectores para darse cuenta de este último punto. Los extremos son muy radicales, a menudo la solución (o el consenso) se encuentran en el medio.
Rocío Díaz es Licenciada en Administración de Empresas, además de ser una apasionada por la tecnología. Colabora en el periódico El Nacional y aparte de sus artículos para Duarte101, también contribuye en blogs como Acción Comunitaria y Blog Tecnológico Dominicano. → Blog, Twitter.
Rocio me han encantado las dos partes sobre el debate.
Mucha gente no sabe exponer sus ideas sin enojarse y ofender. Recurren a las palabrotas y gestos ofensivos.
Hay que aprender a escuchar las otras opiniones y dejarnos de creer que somos dueños de la verdad.
Rocío,
tienes mucha razón en ambos escritos relativos al debate, al arte de debatir. Además del tema relativo a nuestro vecino Haití, en todas sus variantes y ópticas, el tema de la política (Gobierno-oposición) es otro donde se desatan muchas pasiones. Leyendo los medios de comunicación electrónicos dominicanos he notado el «bipartidismo» de la política dominicana al que se quiere llegar: si se critica una medida política del Gobierno automáticamente se pasa a formar parte de la oposición y viceversa. Craso error! A lo que hay que añadir el lenguaje insultante, rayando en lo personal, utilizado.
No es esta actitud y situación un caso particular nuestro, dominicano. Semejante actitud la he visto en muchos países, aquí mismo en Hungría, donde vivo, aunque el tono y la crudeza de las palabras empleadas sean más altisonantes en el caso dominicano. He visto en Asia (Taiwan, Corea del Sur), en América Latina (México) escenas de debates parlamentarios que terminan en una verdadera batalla campal.
En cuanto al fomento del arte de debatir, especialmente en las universidades, ésto forma parte, junto a otros, de la filosofía de la reforma europea de la educación superior, el Espacio Europeo de Eduación Superior (EEES), mejor conocido como el Proceso de Bolonia. Este plan de estudio, ya establecido en todas las universidades húngaras y que deberá funcionar en toda la UE a partir de 2010, centra su atención en la mayor participación de los estudiantes universitarios. La idea es romper el antiguo esquema de profesor activo-estudiante pasivo.
Soy profesor titular de universidad con dos décadas de experiencia y me encanta el debate. Lo fomento y lo provoco entre mis estudiantes. Aún más, amenazo (en broma, claro está) con demandar por violación de derecho de autor a aquel que repita mis palabras. La esencia de esta postura es que no me interesa para nada escuchar lo que sé, es decir, mi propia opinión. Además, siempre he tenido y mantenido la convicción de que además de formar especialistas, mi tarea es la de formar ciudadanos. Y creo que en gran parte lo he logrado.
El arte de debatir es un proceso largo en donde la educación y la tolerancia juegan un enorme papel. Hay que seguir fomentándolo y te felicito por traer el tema para su debate, valga la redundancia.
Un saludo y a seguir debatiendo con altura, con propiedad y fundamento.
Muy interesante lo que menciona Domingo, es un excelente aporte. Lo felicito por la postura que ha asumido como profesor, de seguro muchos estudiantes le están agradecidos, porque la verdad es que el modelo contrario es lo abunda.
Gracias a Domingo y Majarete por opinar. Y que sigan los buenos debates. 🙂
@Domingo, como siempre, una enseñanza más en tus palabras. Gracias por tu aporte sobre el debate y cómo debemos de fomentarlo con la educación y otras variables más.
Una respuesta simple a algo medio complicado… no se «puede» fomenta en aulas de escuelas, colegios y universidades algo que no se fomenta en el hogar o en la calle, simplemente no esta en la cultura… El Dominicano, venga de la educacion que sea o de el nivel economico que sea, no es capaz de debatir, porque siempre habra un interes de por medio. Digamos que no es algo de comportamiento, es algo natural de esta sociedad.
En nuestro pais el debate no crea soluciones, solo afirma quienes estan de cual lado de X polemica!