Se trata de una de las creencias más arraigadas en la sociedad dominicana: el pobre no tiene «clase», y desde ese momento queda marcado. Pero, ¿qué es clase? Desde el punto de vista de la sociedad, se refiere a muchas cosas, desde saber comer hasta tener estilo en el vestuario, cosas que suelen estar acompañadas de finos modales.
Quienes piensan así suelen equiparar dinero a clase, pero la realidad es muy diferente. En el centro de todo queda una variable que muchas veces se ignora: la educación casera. De nada sirve estudiar en un colegio bilingüe o fuera del país, tener carro último modelo y las ropas más modernas si se carece de modales, algo que solamente se aprende en casa.
Hay en República Dominicana una falta de modales terrible entre la juventud, sin importar la clase social. Los llamados «hijitos de papi y mami» son unos desórdenes de primera, con el agravante de que se creen con derechos especiales solo porque sus padres tienen dinero. Generalmente es la clase media la que paga las consecuencias de ambos extremos, en más de un sentido.
¿Todavía cree que dinero y modales van de la mano? Chequee el siguiente ejemplo: el lunes, en medio del tapón que se arma en la Roberto Pastoriza por las tardes, antes de llegar a la Lope de Vega, un señor que andaba en una jeepeta blanca último modelo bajó su vidrio hasta la mitad y escupió… pero le salió mal la maniobra y fue su vidrio el que se ensució. Con apuro, trató de limpiarlo con la mano, ante la mirada atónita de otros conductores. Saque usted mismo sus conclusiones.
Rocío Díaz es co-autora del blog Acción Comunitaria quien estará una vez a la semana en Duarte101, haciendo buen café para todos ustedes.
Wacala, que puerco!
@Eliana, así pienso. Otro ejemplo que se puede colocar es con los nuevos «riquitos» que por ostentar, se la pasan luciendo su dinero en prendas, ropa, e incluso autos. Eso es notable con los artistas, muchos de ellos, de clase humilde, que cuando ven dinero, puff! Se los lleva la corriente.