Amores perros, otra historia de barrio

Maltrato Verónica es un nombre un poco sofisticado para una muchacha de barrio pero bien que se las encuentran por ahí. Lo que sigue es otro de esos dramas muy dominicanos, este por ejemplo suele ocurrir a todo nivel social pues tiene como base el más irrascible machismo. Verónica es a sus 19 años una jeva con muchos pretendientes, más ella pretende escoger no dadivas sino mas bien a aquel que sepa brindarle emociones, así pues al fanfarrón del convertible ella le dio punta de eje mandándole a coger vuelo. Su compañero de universidad, es decir su mejor amigo cayó en el error de ser su chapulín colorado y por ahí lo ven los demás dándose puñetazos en el pecho pues desde ya sabe que ese braguetazo no se le va a dar. Tantos candidatos por haber y verónica vino a escoger a Pedro, joven militar leamos pues que tanto le costará esta elección.

A punta de pistola

Verónica es sencillamente la tentación de los dioses hecha carne, el castaño de su pelo le hace parecer como una dama de flamígera cabellera esfumándose en el espacio a cada movimiento, el negro de sus ojos es vívida evocación de una insondable pasión, aquella que solo se puede sentir a falta de lógica por explicarla. Huele a esas flores acabadas de nacer y su voz es el eco de un arpa tocada en un templo hecho del más inmaculado mármol. Los tigueres de la esquina no pueden ni podrán sintetizar lo ya antes descrito, como perros al fin, solo pueden sentir la más desenfrenada carga erótica al divisar sus pupilas aquella ninfa de muslos de pica pollo. Pedro, el ya mencionado joven militar fue quien a fuerza de su viril imagen logró volver loca a la muchacha, siendo hija única sus padres veían al joven con suspicacia.

Los amigos no guisan

Pedro no estaba muy bien de la cabeza, eso piensa uno al conocer como terminó la historia, él vivía celando a Verónica con el pana que ella tenía en la universidad, pero esto no era nada para que ella dejase de hacer coro con su amigo del alma un día ese amigo se armó de valor y cansado de decirle a verónica lo tanto que estaba por ella obteniendo siempre la misma respuesta: «te quiero como amigo» decidió actuar por la fuerza y fue así como al momento de una de esas despedidas la sorprendió robándole un beso, ella quedo confundida y él la miró y luego se marchó. Nunca sabremos cómo, uno supone que fue un chismoso pero el asunto llegó a oídos del novio encontrando así sus celos una razón de ser aun más fuerte pues para él, ellos habrían estado engañándole desde mucho tiempo atrás. Ahora viene el desenlace.

Sólo mía y de nadie más

Pedro citó a verónica para verse en el malecón, una vez allí la llevó a uno de esos tantos arrecifes donde las parejas suelen pasar momentos de plácida intimidad. Mientras se besaban una lágrima broto del ojo izquierdo de Pedro, una de sus manos abandono la cintura de ella, él rebuscaba algo, ella perdida en nimbo estratos de placer y de repente solo el estrepito del disparo quebró el sonido del oleaje, a seguidas el llanto de la moribunda, mientras él la abrazó al tiempo que se llevó el revólver a la cabeza, apretó el gatillo una vez más y luego ambos cayeron al mar. Son decenas los asesinatos pasionales perpetrados al año en nuestro país y en la mayoría de ellos hay envueltos jóvenes militares, la psicología detrás de este mal es muy compleja pero en la línea que me queda quisiera solo dedicar un réquiem por las damas caídas.

3 comentarios

  1. Buena historia. Lastima que esas cosas pasen tan a menudo aqui y nada se haga al respecto.

  2. Habia un sticker de Modafoca.net que explicaba el porque de esos hechos tragicos… La mayoria de Policias, Militares y «Guachimanes» son animales con ropa y armados. La evaluacion psicologica antes de otorgar una licencia de porte de armas? BIEN GRACIAS!!!

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