Con todo se hace un negocio

En este país de cualquier cáscara de limón se hace tremendo jugo, el dominicano no se deja morir y desde que ve la oportunidad de buscarse el moro lo hace sin pensarlo dos veces. En estos días de lluvia las calles se llenan de personas vendiendo sombrillas y gorritos para las mujeres. El mismo que vende sombrillas todos los días para conseguir algo de dinero, también vende abaniquitos de mano en días de calor, es todo un negocio. Si hay lluvia ¡Venden! Si hay calor ¡Venden! Si el día está normal ¡Venden! Si no hay que vender piden. Sus formas de promocionar sus productos es lo que más me impresiona, hay un señor que vende chiclets en la Gómez que sólo oírlo hablar de todos los beneficios que dan estos —aun yo sabiendo que no es cierto— me dan ganas de comprarle la caja completa.

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