Foto: A este hora muchos ya habrán disfrutado de un rico cafesito preparado en un su greca, o en su cafetera a vapor, pero otros se levantaron tempranito a poner los palos secos entre las piedras para poner a hervir su cafe en un calderito o latica de salsa, o jarro de aluminio, para luego pasarlo por su colador de tela, como le encanta a mi mamá, y asi mantener una tradición que le aporta bastante recursos a la producción nacional. Para los que no saben colar café de una forma ni de otra, aprovechen a su compañero de trabajo o a su vecina y cántenle el estribillo de la canción «si tu sabes colar café, cuélame este paquete».
Un comentario
Los comentarios están cerrados.
¡Que joya!
El café de güela era asi, incluso venia directo del cafetal al pilón. Ningún capuchino de maquina se le compara… 🙂