«Cada cabeza es un mundo». Así dice un conocido refrán que hace honor a la diversidad de opiniones e interpretaciones que puede hacer la gente respecto a un problema o situación particular. A pesar de que el pensamiento es libre, en algunas circunstancia la gente se ve en la necesidad de refrenar ese derecho que le asiste para evitar males mayores. El mejor ejemplo de ello es cuando estamos ante un profesor, sea de colegio o de universidad, que no admite opiniones diferentes a la suya, so pena de recibir una calificación deficiente o algo peor. Se trata de una mala costumbre que viene arrastrándose por décadas y que está estrechamente ligada a los conceptos de autoridad y subordinación. ¿El resultado? Toda una sociedad que teme expresar su parecer ante situaciones que le afectan directamente, con el subsiguiente efecto de que cualquier opinión contraria a lo establecido oficialmente se ve como una forma de disidencia.
Lo expuesto anteriormente forma las bases para los regímenes autoritarios y las dictaduras, donde las libertades públicas se reducen a su mínima expresión. La otra cara de la moneda es el debate, que jamás debe confundirse con un careo o una pelea, aunque, tristemente, suele degenerar en eso. Quizás sea una consecuencia directa del ejemplo que mencioné del profesor que no admite opiniones diferentes a la suya, o quizás tenga que ver con los remanentes de la era de Trujillo, pero lo cierto es que los dominicanos a lo largo del tiempo hemos mostrado una pobre capacidad para debatir.
Debatir las ideas en un ambiente civilizado y de respeto puede ser muy beneficioso a la hora de tratar temas espinosos, donde las opiniones suelen estar encontradas y hay mucha sensibilidad de por medio. El que participa en un debate debe tener la sensatez suficiente para admitir que no siempre tendrá la razón en sus argumentos, para aceptar que las ideas contrarias a la suya pueden aportar soluciones más adelante. En fin, que siempre hay un medio entre los extremos.
Debatir es un arte en el cual las ideas expuestas con criterio, por contrarias que sean, alcanzan un equilibrio. No se trata de imponer un criterio sobre otro, ni mucho menos de insultar o rebajar a quienes presentan ideas contrarias. ¿Cuándo aprenderemos a debatir correctamente, en beneficio de la propia sociedad? Eso depende de cada cual: en la medida en que se acepte que nadie es el dueño absoluto de la verdad.
Rocío Díaz es Licenciada en Administración de Empresas, además de ser una apasionada por la tecnología. Colabora en el periódico El Nacional y aparte de sus artículos para Duarte101, también contribuye en blogs como Acción Comunitaria y Blog Tecnológico Dominicano. → Blog, Twitter.
¿Hay o no cultura de debate en nuestro país? Un breve análisis por Rocio Diaz: http://bit.ly/ySmlu
¿Hay o no cultura de debate en nuestro país? Un breve análisis por Rocio Diaz: http://bit.ly/ySmlu
¿Hay o no cultura de debate en nuestro país? Un breve análisis por Rocio Diaz: http://bit.ly/ySmlu
Es evidente lo que planteas respecto al debate en las aulas de nuestras universidades. Todavía las lecciones expositivas, donde el maestro vierte los conceptos aprendidos, siguen teniendo primacía, dejando de lado la confrontación de ideas entre los estudiantes, y mas aun censurando cualquier tipo de diferencia planteada al maestro por parte del estudiante.
Es injusto generalizar y afirmar que esta es la forma de proceder de todos, sin embargo, son la minoría aquellos docentes que estimulan el enfrentamiento de ideas, el dialogo, y el aprendizaje a partir de la tarea de debatir.
A todo esto debemos sumar un problema igual de grave, que de una forma u otra imposibilita una cultura de «debate», esto es: la pobre destreza para argumentar y conceptualizar de nuestros estudiantes y de un gran número de profesionales. Un mal arraigado en las entrañas mismas de nuestro sistema educativo.
Muy buen post. LA verdad enfrenté una serie de profesores a lo largo de la preparatoria y también de la universidad que no aceptaban el debate en sus clases. Aunque el tema fuera interesante y habían opiniones encontradas que hacían mas activa su clase «Ese tema hay que terminarlo hoy; guíemonos de lo que dice el texto» no invitando al estudiante a pensar, debatir o desarrollar saliéndose de los canónes ya prestablecidos. Solo unos pocos se aventuraban a este tipo de debates y resultaban ser las clases que mas fácil se captaba la información porque la participación la hacía mas dinamica.
Muchas veces cuando los debates se vuelven discusiones y peleas tiene que ver con el nivel educacional del individuo. En nuestros hogares donde se encuentran opiniones encontradas, terminan a los gritos primordialmente porq
Muy buen post. LA verdad enfrenté una serie de profesores a lo largo de la preparatoria y también de la universidad que no aceptaban el debate en sus clases. Aunque el tema fuera interesante y habían opiniones encontradas que hacían mas activa su clase «Ese tema hay que terminarlo hoy; guíemonos de lo que dice el texto» no invitando al estudiante a pensar, debatir o desarrollar saliéndose de los canónes ya prestablecidos. Solo unos pocos se aventuraban a este tipo de debates y resultaban ser las clases que mas fácil se captaba la información porque la participación la hacía mas dinamica.
Muchas veces cuando los debates se vuelven discusiones y peleas tiene que ver con el nivel educacional del individuo: En nuestros hogares donde se encuentran opiniones encontradas, terminan a los gritos primordialmente porque un debate es para ellos «Llevar la contraria»; ya de por si y viendo ese resultado desde edad temprana afecta mucho la forma que el dominicano reacciona a un tipo de reunión pacífica y terminan yendose a los golpes por suponer una razón encima de la otra.
Todo tiene que ver con la educación que prestamos. En las Escuelas públicas – que es donde ocurre mas la monotonía de la enseñanza- no enseñan a los estudiantes a debatir: es una metodología tradicional en donde se explica una sola vez: los que quedan atrás o no comprenden simplemente son dejados atrás y avanzan con los que aceptan el concepto mas fácilmente no importando si un grupo no comprende. Precisamente esa actitud de «Aqui mando yo y se acabó» es lo que tiene a este pueblo aceptando las decisiones «Inverosimiles, partidistas y sectoriales» Del Congreso Nacional no velando por los intereses de la mayoría que los colocó en esa silla sino por intereses particulares y politicos.
Así es. Este asunto de la falta de debate se hace muy evidente en las aulas. Tanto Zavix como M.H. exponen una realidad respecto a los niveles de educación casera y profesional y de como eso impide tener debates con argumentos bien planteados y posiciones que se defienden con altura. Gracias por opinar.