Hay que cuidarse del sol

Junta Central ElectoralEn la imagen: Utilizar bronceador estos días es la mejor forma para cuidarse de las insolaciones. ©Jerry Lewis

A propósito de un reciente incidente involuntario con el sol, y sobre todo después de leer el caso de tres jóvenes en el Reino Unido que en su afán por mantenerse bronceadas todo el año recurrían a métodos poco recomendables (lámparas y cabinas bronceadoras), hay que insistir con una cosa: el sol, lo mismo que cualquier forma de rayos ultravioletas, hace daño. Cierto, estamos en un país donde la mayoría de la gente es de piel morena y el sol es bastante fuerte, aún así, la recomendación no está de más. Son muchas las personas que van a la playa y ni siquiera se molestan en untarse bloqueador solar, algo que cobra importancia según sea más clara la piel de la persona. Ahora que estamos en Semana Santa el momento es adecuado para insistir sobre el tema.

La exposición prolongada al sol, inclusive con protección, puede resultar en manchas (las famosas pecas, por ejemplo), insolación, descamación y, en el peor de los casos, cáncer, siendo el más grave de todos el melanoma. Es cierto que la incidencia de cáncer de piel es mucho mayor entre la gente blanca, pero no vaya a pensarse ni por un segundo que los morenos están del todo exentos.

De hecho, estudios realizados en Estados Unidos demuestran que el melanoma puede ser especialmente mortal para negros e hispanos porque el mismo suele detectarse cuando ya está en etapa avanzada. En estos dos grupos étnicos se detecta más tarde porque hay la creencia de que las pieles más oscuras son más resistentes al sol, y en efecto es así, pero no por ello deben dejarse a un lado la protección y la moderación.

Normalmente soy muy cuidadosa respecto a la exposición solar, pero en días pasados, involuntariamente, me vi en una situación donde había poco que hacer al respecto. De eso hace casi dos semanas, y todavía sigo pagando las consecuencias. De momento estoy en proceso de botar la piel, y vaya si eso es incómodo.