Más allá de un muro físico, como el auspiciado por Estados Unidos en su frontera con México, los países que conforman la Unión Europa han asumido la construcción de un muro más difícil de franquear, construido desde disposiciones legales y alentada en una iniciativa común como bloque.
El proyecto de la Directiva Europea de Retorno de Inmigrantes, que la próxima semana estudiará el Parlamento Europeo, junto con la intención del gobierno español de disponer el retorno de los inmigrantes legales desempleados residentes en su país, concretizan lo que hace años se venía gestando dentro de las sociedades europeas.
Las razones son diversas. Desde concepciones nacionalistas recalcitrantes, como la motivada por Berlusconi en Italia, así los temores de crisis de xenofobia entre la población por choque culturales o de un alegado aumento de la delincuencia traída por los inmigrantes.
Para República Dominicana esta realidad es más que preocupante. Las remesas enviadas por los dominicanos en el exterior forman parte importante de la economía de nuestro país. Según datos del Banco Central el país recibió en el 2007, US$2.980 millones desde el exterior. Esto representó el 12 por ciento del Producto Interno Bruto. De esta cantidad el 77.2% de los envíos provienen de Estados Unidos y Puerto Rico, el 20% de Europa y el 2.8% de otros países.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ofrece otra cifra reveladora. Somos el país de América Latina donde el mayor porcentaje de la población recibe remesas desde el exterior. El 38% de la población dominicana recibe remesas del exterior, mientras que en el caso de Haití llega al 31%.
Este fenómeno migratorio de dependencia económica es el resultado de una gestión inversa y negativa de los gobiernos dominicanos. Aumento de la corrupción, la pobre inversión social (salud y educación) y el descuido de la producción nacional crearon el ambiente propicio para que los dominicanos miraran como única alternativa de futuro su vida en el extranjero.
Es una situación donde hay mucha tela por donde cortar y que interpela a nuestra sociedad a buscar una respuesta. Por un lado, de manera diplomática ante estas iniciativas europeas, ya que nuestra población aporta y es sostén de sus economías. Y por otro lado, vernos en nuestro espejo y pensar en como crear un bienestar que permita a la mayoría de la población pensar en un futuro en su propia tierra.
[…] voluntarios. 20 mil inmigrantes acogen el Plan de Repatriación Voluntaria en España. […]
[…] imponer en la Unión Europea, no sean aplicadas. Hace unas semanas habíamos hablado de este caso, gracias a un artículo de Argénida Romero, en el que los inmigrantes ilegales en Europa, gracias a una resolución […]