Para Miguelina, aguantar durante 30 años las golpizas de su marido e incluso un intento de asesinato no hace unos años atrás, pudo ser su peor infierno aquí en la tierra. Durante ese lapso de tiempo, con todo y querellas a cada rato a la Justicia, las autoridades estuvieron ajenas a este y otros tantos casos de violencia doméstica. Esta semana, al menos se hizo justicia con Miguelina Llaverías: su esposo y otros implicados fueron condenados a 30 años por intentar asesinar a esta mujer.
¿Valió la pena todo este tiempo en que, ahora, el sistema judicial reconociera un precedente como este? A pesar de tener un marco regulatorio de este tipo de violencia desde un buen tiempo, pocos casos, como el de Miguelina al menos han favorecen a la víctima. Vean qué tanto camino nos falta por recorrer en nuestro país.