Santi Cló: La vaina navidad

Estuve anoche en la premiere de Santi Cló, la nueva película de José Enrique Pintor. El cine de Bella Vista Mall lleno de gente, muchas figuras del medio artístico y una fila enorme para poder entrar. Me parece que en eventos de este tipo se crean intencionalmente determinados «problemas de logística» para obtener mejores fotos y reseñas —contar cabezas—, algo que me parece totalmente innecesario, pero también hay que entender que una premiere es la noche de todos los involucrados en la producción, es su fiesta y buscan extenderla tanto como les sea posible.

En la imagen: Premiere de Santi Cló. | © Reynaldo Brito

Pudimos sentarnos en la sala casi a las 8:30 PM, y desde que nos sentamos me sorprendió la presencia, a veces un poco imprudente, del personal de la ONDA, evitando que los piradas hicieran su agosto en la premiere. Donde quiera que brillara una luz, ahí estaban ellos, con su chalequito y sus gestos anunciando que estaba prohibido sacar celulares después de que comenzara la película. ¿Realmente será posible grabar hora y media de video en un celular con un nivel de calidad que sea aceptable para la venta? Lo dudo mucho.

Ya en la sala, no nos maltrataron mucho con la espera, la película comenzó y sin muchas expectativas —para no desencantarme— me dispuse a verla. Comienza con una larga toma a nivel técnico muy destacable en la que Rafael Alduey, haciendo el personaje de un comerciante de pollos, prepara el terreno para presentar Nicolás (Aquiles Correa), el personaje principal. (Aquí doy un salto y caigo en el final.) Terminó la película, la sala se unió en un gran aplauso y todos salimos muy contentos.

(Quienes prefieran ir a ver la película sin predisposiciones pueden suspender aquí la lectura e ir al cine mañana jueves al estreno. A continuación mi percepción sobre la misma.)

La película funciona. Creo que el guión resuelve bien cada una de las partes que componen toda historia (introducción, nudo y desenlace), algunas más algunas menos. Quizás es la introducción la que se extiende demasiado y cuando se viene a crear el nudo, de forma estrepitosa en un confuso encuentro con los reyes magos, ya es un poco tarde para crear la tensión necesaria que permita un desenlace más fuerte. El guión no está como para dar clases, pero cubre de forma convincente las tres partes del relato (qué pasa primero, qué pasa después, qué pasa finalmente). Una correcta edición ayuda a que los 90 minutos que dura no se sientan muy gravosos.

Correa (Nicolás) no es un actor, sino un tiguere de barrio con mucho talento para el repentismo y la improvisación; un personaje salido de la factoría radial de Jochy Santos. Y quizás este fue el mayor acierto del director, en vez de crear un papel para un actor, puso a Correa a interpretarse a él mismo —extendió su personaje—, que en cierto modo, es la misma receta que tanto éxito le ha dado a Jochy en sus programas. Correa es Correa a lo largo de la película, se nota fluido, relajado y natural, tanto como si estuviera en la cabina con su compadre ñonguito, que también hace un papel en la película. La voz de Jochy, al final, cierra el círculo. Manolo Ozuna es también un personaje en sí mismo y llena los huecos correctamente para que minuto a minuto el público mantenga el interés.

Pienso que Santicló será un gran éxito por tres razones: retrata la cotidianidad de millones de dominicanos, es ligera y mezcla el humor con momentos muy emotivos. Y esto último, pienso que es su principal pecado: intentando bajar y subir la tensión emocional, note una inclinación a forzar la lágrima del espectador por medio de facilismos y clichés: palomitas blancas volando en cámara lenta y una musicalización que no siempre estuvo apropiada para el momento. Y aún así, funciona. Vayan a verla mañana, les aseguro que pasarán un buen rato.