Revolución (desde la BlackBerry)

BlackBerry

Aparato revolucionario

Me siento raro. En los últimos años mi generación, que parecía iba a pasar a la historia sin pena ni gloria y sería recordada como la generación que gastó su vida enroscada como un caracol, ha estado más activa que cualquier otra en diferentes causas sociales: democracia participativa, medio ambiente, educación. Sí, mi generación por fin salió a coger el sol, dejó el sofá de la sala o la habitación, hizo pancartas y se paró en un parque por primera vez en su vida. No, este no es un triunfo de ninguna causa social conmovedora, es el triunfo de RIM, la empresa que fabrica la BlackBerry: cuando por fin pudimos llevarnos el Internet en la mano para decir lo que estamos haciendo (Twitter), subir fotos (Facebook) y decir en dónde estamos (Foursquare) entonces salimos a la calle. La BlackBerry es un aparato revolucionario: hizo que mi generación dejara el mueble.

Aparato reivindicador

Al mismo tiempo, es un aparato reivindicador. El día que se apruebe una ley para que se pueda votar por Ninguno o que saquen a palos de nuestras tierras a la Barrick Gold o que Hipólito —que lo prometió ayer— o cualquier otro mandatario apruebe la ley con un 4% para la educación, todo aquel dominicano que tenga entre 15 y 35 años debe ir donde su mamá a recibir su disculpa, pues por fin habremos demostrado —con pruebas concretas— que la doble línea y la conferencia (para hablar caballá largo y tendido sin que suene ocupado), el plan VIP (para hablar caballá sin preocuparnos por los minutos), el internet flash (para hablar caballá mientras ella hablaba de «cosas importantes» con la tía) y el plan de datos para el celular (para hablar caballá mientras ella hacía la compra en el súper) que le hicimos pagar, valió la pena. Que a diferencia de lo que tanto nos dijo, estos aparatos no ponen la gente bruta, ni lenta, ni gorda, sino todo lo contrario: empodera la gente para que logre el cambio.

Lo que sucedió fue que así como en todos los movimientos importantes, el verdadero cambio no llega con el primer paso (VIP) ni con el segundo (Internet Flash) sino con una sucesión de avances que permiten que al final aparezca la herramienta definitiva, en este caso, un aparato que combina todo el poder de la doble línea y el VIP con la libertad del Internet Flash y el plus de poderlo usar mientras se camina, aunque nos rompamos la nariz con un paloelú. Ese aparato es la BlackBerry.

Moda o convicción

Pero me siento raro. Estoy seguro de que todas las fotos que mi generación ha subido a FaceBook y todos los trendic topic globales que hemos podido posicionar en Twitter han logrado poner en la opinión pública temas realmente importantes como el agotamiento de las opciones electorales tradicionales, el medio ambiente y la educación, pero me pregunto si lo hemos hecho por convicción o estamos usando el tema y la gente a la que realmente le afecta como una excusa para nuestro pasatiempo. Me preocupa, porque hemos demostrado que cada diez meses cambiamos de una causa para otra sin muchos resultados, cambiamos la foto de Twitter, compramos la nueva camiseta y abrazamos con pasión la nueva causa hasta que sea trendic topic y Juanes le de RT. La causa actual es el 4% por la educación, pero siento que ya va saliendo y pronto quedará en el olvido como quedaron Ninguno y la Barrick Gold.

Escribo lo siguiente como punto final para que lo leamos y tengamos presente: la justicia social no es una moda. Estos son temas importantes que requieren mucho trabajo y más de una temporada de atención. El activismo es una gran cosa, pero protestar sin convicción —porque todos mis amigos lo hacen y quiero salir taggeado en la foto— o ser reconocido como un activista no tiene merito alguno, sólo sirve para demostrar tu falta de personalidad y criterio propio. Si de verdad estás comprometido con algo, involúcrate a largo plazo más allá de que muera el hashtag y deje de ser trendic topic. Si de verdad de interesa una causa, deja de twitear por un rato, entra —con tu BlackBerry— a la Wikipedia y comienza a informarte al respecto. Informarse adecuadamente puede hacer por una causa mucho más que mil RT.

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