Es hora de volver a la cotidianidad, es hora de regresar al motivo que cada día nos hace levantar con quilles y cara de truño: El trabajo. Créalo o no, esta ha sido una semana santa con menos tragedias que años anteriores, aunque no dejamos de lamentar las que han ocurrido, la mayoría en accidentes de tránsito. Durante nuestro recorrido por semana santa específicamente en el este, notamos una mayor conciencia y serenidad entre los vacacionistas, situación que antes era sinónimo de imprudencias e irresponsabilidades. También vimos como las autoridades del COE y la defensa civil realizaban su labor como era debido en las playas y balnearios visitados, en muchos casos no mostraron la asistencia masiva de los bañistas, muchos esta vez se quedaron en sus casas bañándose en sus piscinas inflables, si la CAASD dejó.
Volviendo a la rutina
Hoy, todos volvemos a trabajar, muchos con mucho sueño y molestias remanentes de las santas vacaciones. Es impresionante, pero los dominicanos nos entregamos tanto a los días feriados, que nos cansamos tanto que en muchas ocasiones deseamos vacacionar, de las vacaciones. Mucha gente que tomó alcohol, llega hoy con fuerte dolor de cabeza y una sola orquesta de mambo zumbándole los oídos. Recordemos cambian a las víctimas de las habichuelas con dulce, esa pobre gente que comió más de lo debido y para colmo juntó los sazones de la abuela, la tía y la vecina; en estos casos las vacaciones se encontraban «al fondo a la derecha». Y qué hay de las bronceadas, si, aquellas chicas que no se despegaron de la playa ni un rato, queriendo ser añoñadas por el sol, con el propósito de tener un colorcito más morenito, más bronceadito. No nos olvidemos también de las mujeres que llegan con un gran pajon y depeluñe en sus cabellos, por lo que resuelven al trabajo mojándoselos y poniéndose gelatina.
¿Realmente botamos el golpe?
En la semana santa, aunque es tiempo de reflexión, para muchos fue el decirle adiós con felicidad al stress, problemas en la casa, trabajo etc. aunque en muchos casos creyendo quitarte muchos pesos de encima, en realidad llega más estresado, molesto y desbaratado de la cuenta. Y es que en realidad, si fuéramos a botar un golpe, lo ideal sería que al llegar a nuestro destino mínimo realizáramos actividades de relajación real, al mismo tiempo que no dejaríamos de dormir. La realidad para muchos es que estos días de asueto, se amanece caneando, aparte de que se camina muchísimo, tanto en la playa como en la montaña, y para colmo se cargan muchos equipajes, uno mismo se prepara su comida y hasta tiene que manejar largas distancias a carretera. Con toda esta combinación de quehaceres y situaciones, tenemos el motivo suficiente para llegar hoy al trabajo con una cara de pocos amigos, un gran dolor en la espalda, y la cara rojita como un tomate.
Mas desbaratados que cuando salimos
Aunque no queramos admitir que muchos casos vacaciones como la de semana santa nos provocan mas cansancio y desgaste, la realidad es que ninguna otra época del año ,nos provoca también salir en masa hacia diferentes puntos del país como esta, trasladando decenas de artículos, comida y utensilios para acomodarnos a los lugares elegidos. Toda esa sensación que se percibe después de llegar, es a lo que le hemos denominado «Resaca Santa» este padecimiento te recuerda que en la vida los momentos de disfrute son limitados, y que por más que deseemos vivir en el paraíso, en realidad es un simple respiro, un hola y adiós ante una vida llena de ocio que sería imposible mantener y vivir todo el tiempo.
Resaca Santa, devuelta a lo cotidiano ― http://cot.ag/bh6FRC ^RF
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