Con la proclamación oficial del presidente Leonel Fernández como candidato del Partido de la Liberación Dominicana entramos en lo que se podría calificar como la recta final de esta campaña electoral.
Y es una última etapa donde tendremos más de lo mismo potenciado, es decir, más ataques entre los candidatos, midiendo sus fortunas no claras y su supuesta capacidad sólo basada en promesas.
Nos podemos olvidar de los debates y las propuestas coherentes. La política de las dadivas y del clientelismo, sazonada con acusaciones mutuas que no serán ni aclaradas ni enfrentadas de manera sería, es el ingrediente que primara en lo que resta de campaña.
Los actos de proclamación de los tres candidatos fueron más que otra cosa espectáculos carnavalescos, una especie de show lejano de cualquier plataforma de propuesta política seria.
Amable, Miguel y Leonel no tienen nada más que ofrecer.