Mitología Dominicana: El dios Yanikeke

El Yanikeke Cuenta la mitología dominicana, la cual se sitúa muchos años antes del descubrimiento de América y los taínos, que existió un dios de la harina y el agua, llamado cariñosamente long playing, era el dios Yanikeke. Su nombre provenía del origen de las palabras Yan-Nikekos, que significaba pan de playa. Yanikekos era un ser alto, con un poco de barriga, bronceado, con trencitas y un amante empedernido del agua salada. El junto a otros dioses disfrutaban de la belleza y majestuosidad de la isla de Quisqueya, Domingo, dios del ocio y Meneo dios del merengue, realizaban enormes celebraciones en cada una de las playas de todo el país. Yanikeke era muy querido y deseado, gracias a él, los alegres fiesteros se proveían de gustosas tortas hechas de harina frita con aceite pasao, a todos les encantaba su sabor y lo combinaban con pescado frito y otras delicias.

Un dios poco respetado

Yanikeke, era un ser semi admirado, ya que pertenecía a los dioses del Bonche, estos, en el mundo de las divinidades y deidades dominicanas era más querido que respetado. Siempre tenía sus inquietudes, sentía que podía ser alguien más venerado y admirado, quizás como los dioses tutumpotes, quienes sustentaban el poder político y militar de Quisqueya. Yanikeke, confiaba que podía ser más que una simple torta mal cocinada al sol de la playa hecha solo para sustentar el estomago de los bañistas, quienes sólo conocían de él cuando visitaban estos balnearios. Yanikeke entendía que si luchaba por salir del mar salado y las orillas de arena, podía quizás convertirse en una figura perteneciente al Monte ñoña, donde se encontraban los dioses Tutumpotes quienes gobernaban la existencia eterna. En su afán por cambiar su forma de ser, Yanikeke descuidó su especialidad, su real razón de ser. Dejó a un lado la preparación de los deseados discos dorados de harina, para planificar su asunción al poder.

Recibió la humillación

Los bañistas, sintieron el desanimo y el poco interés generado por el dios del pan de playa, y repudiaron los mal hechos yanikekes, que en tiempos anteriores habían gozado de una poderosa fama. Su sabor era desabrido, apenas la harina estaba cocida, además ya el lugar donde se vendían los deseados Long playin no mostraba la majestuosidad de siempre. Yanikeke se preparaba para un viaje sin regreso, quería ser recordado mas como un dios de poderes, lindos discursos y asignar muchas botellas. Deseaba tanto esa vida de corrupción desmedida e intereses particular, que rápidamente se apostó frente a frente del palacio Mayimbal, ubicado al tope del monte Ñoña. Se presentó como un dios fuerte y capaz de transfugarse de su origen playero, para enrolarse en el frío y salvaje mundo de los dioses soberanos. Al instante recibió el rechazo, todos se burlaron de él, le dijeron que por que no había traído un poco de alcohol de Romo, dios del jumo, todas las divinidades lo humillaron diciéndole que nunca en la vida se le había ocurrido a un avivato del bonche venir con semejante insulto.

Dios de las esquinas y empanadas

Lamentablemente, nuestro aspirante a corrupto, fue lanzado y echado del palacio del poder, incluso con advertencia de ser desterrado de la isla de Quisqueya, por su infamia y absurda pretensión. Yanikeke, recibió un duro golpe a sus ánimos y ganas, apenas podía caminar de regreso a su triste playa. Fue en ese trayecto, cuando vio un ser tirado en el camino, se encontraba moribundo y petiseco, Yanikeke se le acercó y lo llevó a la sombra de una mata de mango. Se dio cuenta que el ser, un tanto desaliñado y descuidado, tenía varios días sin comer, mostraba una apariencia esquelética, casi cadavérica. Le dio a comer uno de sus sabrosos panes de playa que llevaba guardado para deslumbrar a los dioses que lo rechazaron., el extraño ser lo comió, y de inmediato se reincorporó, mostrando un mejor semblante. ―Me has salvado la existencia― le dijo, No se preocupe, ya comoquiera me marchaba, contestó Yanikeke, entonces quien parecía un languilucho anónimo, se descubrió debajo de sus túnicas como un ser reinante de luz, le dijo: Yo soy Fritura, la diosa de la abundancia aceitosa. Me encontraba sedienta de aceite y tu torta enchumbada me devolvió la vida, La diosa conoció los planes y deseos de Yanikeke, y está en agradecimiento le dio la oportunidad de crear una serie de franquicias en todas las esquinas donde el podría abarcar el territorio de la isla de Quisqueya, para conquistar a todos con su sabor, el dios aceptó, y con la ayuda de fritura, rápidamente se colocó en todos los lugares, incluyendo en el mismo frente del palacio Mayimbal. Yanikeke, era ahora conocido como el dios de las esquinas y las empanadas, situación que le proveyó un poder incalculable ya que saciaba el hambre de los mortales y de los inmortales.

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