
El trabajo hecho por menores es un mal que se ha querido eliminar —formalmente en los últimos años con los Objetivos del Milenio—, pero aún persiste en naciones como la nuestra. Hace unos meses, se estuvo tomando acciones para los niños que trabajan en los semáforos —problema no del todo solucionado— y ahora las autoridades tratarán de eliminar la presencia de menores cercanos a bares y discotecas en horas nocturnas.
Ayer, el Listín publicó un reportaje sobre menores de edad —niñas, específicamente— que venden flores a altas horas de la madrugada en algunas plazas comerciales. Lo primero que deben eliminar entidades como la Procuraduría —y claro, de la mano con otros sectores de la sociedad— son a los malvados adultos que exponen a estos menores a trabajos como éste, o peor aún, en el llamado trabajo sexual. Así podemos buscar una solución, al menos definitiva, de que estos menores, muchos sin padres estén en la calle, solos a todas horas.
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