motelesEn la imagen: No es sorpresa encontrarse con estos establecimientos en casi las afueras ciudades del país. ©FamiliarVoice

Es innegable la manera estrepitosa en que ha crecido la presencia de los moteles en las diversas autopistas y carreteras, algunos con grandes espectáculos de luces, otros con publicidad en televisión nacional y algunos que hasta compiten en tarifas con los grandes hoteles de la zona costera. Las más lujosas, incluso son preferídas por las parejas de recién casados para pasar su noche de bodas, desmontando el concepto de que a los moteles sólo van parejas que buscan esconderse del escrutinio social.

Los tigueres le llaman rakata (por el sonido de la puerta), el cuarto frío, los nichos, el cementerio, los traga carros, el matadero entre otros ingeniosos apodos. Tan arraigados están los moteles a nuestra cultura que no es raro escuchar leyendas urbanas, sobre sonidos de animales en cabañas o muertes de inquilinos por infartos. Sean como sean, llamense como se llamen, las cabañas o moteles han invadido la República y parece que para quedarse, sin importar la crisis económica actual.

2 comentarios

Los comentarios están cerrados.