Arte en toda esquina
Una de las razones por la cual amo a mi país sin pararle a los apagones y a la politiquería rampante es la calle el conde, la otra razón es el malecón. Ciertamente aquí los políticos hacen y deshacen pero mientras aparece un chapulín que le ponga cota a dicho mal, que nadie se meta con el conde pues socialmente hablando es una vía de escape a los males que afectan el país, es como si sus edificaciones transmitiesen a todo transeúnte aires de seguridad, una guarida que ante todo mal sabrá resguardarnos y protegernos. Pocas son las caras de tristeza con las que me he topado allá, es como si una alegría soterrada brotara del pavimento. ¿Has notado que en el conde todo es sencillamente distinto? ¿Y que hasta la melancolía se siente bien?. Hay de aquel cuyo primer beso fue dado en el conde, disfrutando del perfume de su amada mezclado con los bríos del aire de aquella calle.
Para los gustos se hicieron estos cuadros de tantos colores
Los extranjeros que suelen visitar nuestro país tienen como destino principal en gran número de casos esta calle, todos quieren respirar el aire de donde emano la civilización en América. Quizás Colón no tenía nociones de turismo pero hoy día el turismo ayuda a sostener a la Quisquilla que él descubrió para los europeos. Los turistas dejan andar sus pies pero de repente sus miradas captan ciertos cuadros y pinturas de colores muy vivos, tú de seguro que las has visto cada vez que vas al conde pero tal vez por el hecho de resultarte tan familiares dejas de ser el cliente potencial de quienes las venden, ellos prefieren hablar con alemanes, noruegos etc. a pesar de desconocer dichas lenguas, y es que asumen que todo blanquito es gringo. Aún así y tal como en el amor, la lengua no es obstáculo, es más resulta placentero mientras dure la transacción en la cual ese blanquito ha de llevarse a su casa un cuadro hecho por un morenito probablemente haitiano en la mayoría de los casos.
Si Picasso hubiese visto
Es cierto que estos cuadros se venden más entre extranjeros que entre nosotros y hay quien ha hablado de que se trata de un asunto de racismo por nuestra parte al no promover a través de la compra de los mismos el arte haitiano cuando lo cierto es que también decenas de pintores dominicanos llevan la comida a su mesa pintando tan apetitosos manjares de fruta. Como breve crítica estética a las pinturas voy a resaltar el hecho de que unas están mejor logradas que otras en cuanto a la conjugación de los colores, no soy partidario de colores muy fuertes y agresivos a la vista pero curiosamente son los cuadros con dicha especificación cromática los más solicitados por los turistas. Son tantas las cosas que vamos a encontrar en la calle el conde y por su puesto sus obras pictóricas tarde o temprano encontrarían su lugar en estos Ecos de la Zona y si no he dado la dirección de donde encontrar tales cuadros es porque sencillamente están a todo lo largo y ancho del conde, como desde luego ya muchos de ustedes sabrán.
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