Para los que dicen que los dominicanos no somos unos genios de la ciencia y la física, para los que no quieren admitir que por nuestras venas corre sangre de inventor y descubridor, para los que creen que definitivamente no hemos hecho un aporte a la humanidad, a todos ellos va dedicado esto que escribo. Podemos no haber sido la cuna de los intelectuales más influyentes del siglo pasado ―ni de ningún otro siglo― pero de una cosa si estoy seguro, hemos hecho uno de los aportes más significativos y utilitarios de toda la existencia humana: Bañarse con latica. Los dominicanos podemos no saber un caray de Física quántica, o de ingeniería astronáutica, pero si nos la comimos al resolver de que manera nos íbamos a bañar y con que habíamos de hacerlo. Inventamos el bañarnos con esa fría y siempre disponible lata, aquella que en otra vida quizás contenía salsa de tomate o aceite.
Bañarse con lata resuelve
Esa lata, el recipiente perfecto, el ideal, para contener el agua que con pique y dolor nos echamos arriba a las 6 de la mañana para empezar el día. Esa misma lata que siempre está rodando en el baño pero su status es de algo sagrado, es la que nos ha echado millones y millones de agua, la cual nos ha refrescado y aseado. La lata, que hoy recibe toda una oda de nuestra parte es la misma con que tú te has bañado cuando no hay luz, o cuando el tinaco está dañado o la clásica: cuando el agua no ha llegado. Y es que por más regaderas y duchas que tengamos a nuestra disposición, los dominicanos no somos dominicanos si alguna vez no hayamos resuelto con una lata, o cantarita para echarnos el agua. La lata con la que me echaba mi agüita fue una que duró como 10 años con nosotros, estaba casi oxidada. Era precisamente una lata de productos Linda, o por lo menos es lo único que recuerdo de ella. Por más que rodó y fue utilizada para miles de cosas más, esa lata era sagrada y siempre terminaba flotando en el agua del tanque de mi bañera.
¿Que es lo bueno de la latica?
Las bondades de bañarse con latica son infinitas, muchos ven una simple lata que nos echa agua, pero yo veo todo un contenedor de momentos. Comenzando con la experiencia gratificante de saber cuándo es que el agua te va a caer y donde te va a caer, particularmente con la ducha me es incomodo cuando estoy listo para recibir el caño de agua, pero seamos sinceros no todas las duchas abren al mismo tiempo, eso me genera a mi cierta paranoia matutina. Entonces con la lata es más fácil, yo controlo mi bendita agua, me la echo cuantas veces quiera, donde quiera y hasta me sirve de matatiempo porque si quiero entretenerme simplemente comienzo a contar los latazos que me voy echando. Bañarse en lata también es un método efectivo que lucha contra la automatización de la vida misma: con apenas mover el grifo ya hay agua de inmediato, si quiero abrir la llave de abajo solo tengo que mover otro grifo y si lo que quiero es agua caliente muevo hacia la izquierda y ya. Pero el agua en latica es todo lo contrario, situación que me atrae como si fuera un carro mecánico en contra de uno automático, simplemente al bañarme con latica me siento ¡independiente con libertad de elección!
Toda una costumbre
Esa latica era la suficiente para llenarme en la bañera, quizás fuimos cómplices de grandes momentos como también de malos, ya que en invierno la odiaba. Los hijos de Duarte estamos curaos contra cualquier situación y en el baño es donde tenemos un Máster. Podemos Estar en New York o en la china y si el agua se va ―cosa rara― agarramos una cubeta, la llenamos de agua de alguna llave del barrio y con una clásica latica resolvemos la situación. No le damos mente a si no hay regadera o lo que sea, mientras podamos ubicar alguna lata o envase plástico para echarnos agua «ta todo nítido». Eso somos, simples y sencillos, hemos inventado algo único y quizás no sea nuestra la innovación pero de que le hemos dado uso lo hemos hecho. En muchas casas es clásico el uso de las latas para bañarse, solo con saber que el agua apenas llega dos veces a la semana y quién sabe, hace que esta tradición nuestra se mantenga. Quizás para muchos darse sus latazos de agua sea la última opción en un caso urgente, o para otros sea una elección más… sin embargo para mi es todo un placer, una aventura y una experiencia sin igual que complementa mi estancia en la bañera acompañándome en mis mojados momentos, incluso cuando me toca usar lata, hasta canto mucho más que de costumbre.
No es mala idea, un Bañito con un tanque de agua y una lata de salsa ¡pa ahora mismo! ― http://cot.ag/bEQ7ck ^RF
Dijiste muchos disparates … para explicar que nos bañamos en latica… 🙂 jejej es cuanto, resumelo en dos parrafos 😀