Da pena enterarse de condiciones de los compatriotas como ésta: una gran parte de los dominicanos que migran ilegal o de manera legal hacia zonas como Puerto Rico o islas vecinas pueden estar viviendo bajo escombros. La situación, que la pude visualizar vía el blog de Reynaldo Brito, enlaza a una jóven puertorriqueña, quien expresa la cruda realidad que tiene a pocos metros de su hogar: dominicanos y otros extranjeros en casuchas situadas en terrenos ilegales o de propiedad ajena.
Como seres humanos, tienen todo el derecho a una vivienda digna, aún estando en tierras ajenas y sin ayuda alguna, como les pasa a los hermanos haitianos de este lado de la Hispaniola el cual, a pesar de que las autoridades niegan malos tratos aún éstos no consiguen un trato justo, ni siquiera en un hospital, aunque sean residentes legales.
Son las dos caras de la moneda, una, que sucede en el extranjero y la otra aquí en nuestra tierra, todo al mismo tiempo. Reflexionemos de lo que tenemos y cómo podemos, siendo ciudadanos responsables a ayudar a que familias sean extranjeras o locales, puedan vivir dignamente.
La realidad que queremos tapar con un dedo. Lastimosa.
@ginette, a eso agrégale que queremos negar ciento por ciento todas esas afirmaciones que nos dicen entidades y extranjeros.
Negarlo es querer tapar el sol con un dedo;siempre repito lo mismo, la historias de los migrantes es la misma, sólo cambia el escenario.
Un abrazo