La abstención

Faltan unos 9 meses para las elecciones presidenciales. Los candidatos de los tres principales partidos han sido elegidos: Leonel Fernández, por el Partido de la Liberación Dominicana y actual presidente de la República; Miguel Vargas Maldonado, por el Partido Revolucionario Dominicano; y Amable Aristy Castro, por el Partido Reformista Social Cristiano. Por ahí han rondado las iniciativas, por cierto poco convincentes, de un debate entre ellos.

Pero, y es mi queja y la de muchos, las propuestas de estos «presidenciables» parecen no ir más allá del «yo te digo y tu me dices», sin aterrizar en la realidad de nuestro país y, mucho menos, encauzar un proyecto de nación que nos permita resolver problemas prioritarios. Ante está realidad, muchas personas expresan su intención de abstenecer en las elecciones de mayo del 2008.

Los motivos sobran. Sin proyectos creíbles, envueltos en la politiquería de siempre y con la bandera de unos partidos desacreditados; nuestros candidatos ahuyentan al votante pensante, aquel que más allá del bandereo, los picapollos, el pote y las funditas (bueno, y el dinero repartido desde una yipeta o tirado de un helicóptero) quiere una opción electoral que presente una forma de enfrentar las dificultades que hoy nos afectan.

Esta opción no existe aún. El mecanismo politiquero de repartir cosas funciona, queramos o no. Es una clase impartida desde la Era de Trujillo y que le ha funcionado muy bien al corrompido sistema político del país. Ser pobre y encima quitar la dignidad a prebendas es una ecuación lamentablemente vigente. ¿Qué hacemos entonces aquellos que no queremos votar por estas «tres opciones»? ¿Abstenerse es un camino?

La Constitución Dominicana establece en su artículo 9, acápite d, que «todo ciudadano dominicano tiene el deber de votar, siempre que esté legalmente capacitado para hacerlo». República Dominicana es uno de los pocos países que establece la obligatoriedad del sufragio sin sanción para la abstención, según refiere el periodista Juan Bolívar Díaz en un artículo.

Votar es un deber no sancionable. Entonces, ¿incumplimos un mandato constitucional aquellos que por iniciativa propia decidimos no votar? o ¿es un deber ha cumplir de manera discrecional? Les confieso que está cuestión se ha mantenido rondando en mi cabeza desde la semana pasada. De manera particular, estos candidatos no son una opción. Ustedes que piensan ¿votan o se abstienen?

Argénida Romero es periodista y colaboradora de Duarte101. Pueden encontrar más información sobre ella en su blog personal.

7 comentarios

  1. Yo hace años me sale de la trampa, como dice Albarito, para mi las elecciones son un buen dia para pasarlo en familia, una parrillada y en la noche a esperar los boletines.

  2. Argénida, una opción sería el voto en blanco, pues das a entender que ejerciste tu derecho pero ninguno de los candidatos representó tus intereses.

  3. Solito respeto tu posición al respecto, pero no se si es una forma de colaborar con una mejora en nuestro sistema político, la que creo necesaria.

    El voto en blanco podría ser una opción…pero dejar la boleta vacía pienso que tal vez se consideraría como un voto nulo, que en cierta manera representa un rechazo, pero no se computa como abstención.

  4. El problema es que te puedes abstener pero aqui no se toma en cuenta para nada eso. Siempre tenemos que votar por el «menos malo».

    Ahora bien, si la abstencion significara algo en este pais otra historia fuera.

  5. No puedo negar que tienes razón. Hablando con el periodista Nicanor Leyba, razonaba sobre el tema. La abstención no es tomada en cuenta en nuestro país. Sin embargo, la Cámara Administrativa de la JCE propone incluir como parte del reglamento de campaña que se discute la prohibición de la promoción del abstencionismo.

    Rafael, buscando información en Wikipedia me entere que en Argentina, por ejemplo, se computan los votos en blanco. Lamentablemente, Nicanor Leyba me confirmó que aquí los votos en blanco son computados como nulos, por lo que no son considerados como voto de rechazo, sino como el sufragio de una persona que no supo votar.

  6. @Argénida, pues es más grave de lo que pensé, pues estamos obligados a pasar por tontos: tanto si marcamos la boleta, dando a entender que le creímos al candidato seleccionado, como si la dejamos en blanco, dando a entender que no sabemos votar.

  7. Las boletas en blanco se prestan para cualquier cosa, puesto que pueden ser marcadas por los Oficiales de las mesas Electorales.

    La opción intermedia sería marcar todos los candidatos o bien hacer un rayón super feo a lo largo y ancho de toda la boleta.

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