Las autoridades dominicanas deben de ser partidarias en estos momentos, de fomentar nuevas formas de turismo, más allá de los hoteles convencionales «todo incluido». Pueda que sea la forma más rápida de generar ingresos, pero es la más dañina para la isla en todo el contexto.
El ecoturismo puede ser una alternativa viable que, más allá de la preservación de los ambientes naturales de la isla, incluye una mayor participación de los ciudadanos y sus comunidades, especialmente las más pobres del país. Y es un sistema mucho más democrático para generar empleos y riqueza.
Modelos como los de la Islas Galápagos en Ecuador o la nación centroamericana de Costa Rica, en que las tierras son la mayoría reservas naturales, pueden ser ejemplo para que hagamos un plan de turismo eficiente para una nación como la nuestra, en que necesitan ser recuperados de emergencia, cientos de kilómetros arrasados por la tala indiscriminada de árboles y la pobre educación ambiental.