Estuve escuchando a Juan Tomás Reyes, presidente de EDUCA, hablar sobre la situación del sistema educativo dominicano en una entrevista para Uno+Uno. Planteaba las dificultades que tenemos, ya consabidas, desde dos perspectivas: la cobertura y la calidad. Me gustó mucho una de las preguntas que le hicieron sobre el impacto de la globalización del empleo. Ya en las empresas locales el trabajador dominicano tiene que competir con profesionales extranjeros y que muchos dominicanos están intentando competir en plazas internacionales.
Ya anteriormente tuvimos una probadita de la globalización en cuanto a la producción con el TLC, y vimos como los productores locales pegaron el grito al no poder ser competitivos. ¿Qué pasará cuando esto mismo suceda con la mano de obra? Pienso que pueden suceder una de dos cosas:
- O que a pesar las carencias con que nos formamos demos la batalla por nuestra capacidad para resolver. (Cultura de improvisación.)
- O que la mediocridad sea tan grande que tengamos que proteger o subsidiar también el mercado laboral dominicano (la mano de obra) como hicimos con los productores.