En los últimos fenómenos atmosféricos que directa o indirectamente han atacado las costas de nuestro país y de nuestros vecinos, una provincia como la de San José de Ocoa ha sobresalido en los titulares de penosa manera: ser la más golpeada gracias a las intensas aguas que han destruido puentes, carreteras e incluso arrasado con pequeños poblados de esta nóvel provincia.
Recientemente, el presidente Fernández, junto a una comisión, visitó esta área y otras de la Región Sur, viendo la realidad y prometiendo —como siempre— solucionar el desastre, ante cientos de ciudadanos deseosos de una solución inmediata de sus problemas. En un momento, el mandatario se expresó ante la posibilidad de crear casas para las familias afectadas, llevándolas a zonas menos vulnerables.
Ojalá y esa promesa no se quede en palabras expuestas por él y sus funcionarios con las cámaras de los medios en frente de ellos. No necesitamos casas de cartón, ni puentes que cada seis meses, luego de construídos, tengan que ser levantados, restando tiempo y dinero que puende ser invertidos en otras estructuras de igual importancia. Necesitamos una reforma en materia de reordenamiento territorial que funcione como eliminador de esta y otras tantas tragedias —que cuestan en todos los niveles— y que suceden constantemente en temporada ciclónica.
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