El político perfecto:
Hipólito Fernández

Hipólito FernándezÚltimamente vemos un resurgir de la figura política de Hipólito Mejía, desde hace tiempo vemos como el ex-presidente descapotado y desbocado está ganando una simpática notoriedad, recordándonos sus años de candidato presidencial. Es evidente que a partir del fracaso del PRD en las recientes elecciones, la popular figura de Mejía sea de las pocas beneficiadas ante la irónica situación, quizás no para Miguel Vargas, quien ha tenido que cargar con los platos rotos. Pero bien, el motivo de este análisis es evidenciar que hasta ahora el único político que ha demostrado hacerle una real oposición al gobierno actual es el carismático líder de Gurabo. En la política no hay memoria, tampoco hay derrotas, solo coyunturas y en base a esa realidad hoy podemos ver como ya Hipólito enfila sus cañones hacia el 2012, año de los comicios presidenciales.

El dúo de la historia

Hipólito y Leonel Fernández son el ejemplo perfecto de las más radicales posiciones y hasta personalidades de nuestro ambiente político. ¿Pero qué pasaría si hiciéramos una fusión de ambos?, una especie de combinación casi perfecta, tanto así que tendíamos a un líder calvo con bigotes, diciendo malas palabras, pero al puro estilo intelectual y sofisticado. Ese político se llamaría Hipólito Fernández, quizás el más perfecto de todos en nuestra historia. El hijo de mama bélica con mente global marcaría un antes y un después de la política dominicana, al ser el líder dueño de la combinación perfecta, seria así como el dúo de la historia ―y no serian Wisin y Yandel―. Hipólito Fernández seria un dominicano de pura cepa, con vastos conocimientos de economía, diplomacia y concón con habichuela. Le encantarían las cumbres internacionales, siempre ataviado de su cómoda chacabna hablándonos del desarrollo sostenible, la macroeconomía y el “C#%#” que le acabó de echar a un periodista. Se combinaría la humildad con la opulencia, el pica pollo con el caviar, pero sobre todo la cruda realidad con lo sublime y hasta lo ridículo. Ambas personalidades, completamente diferentes encontrarían en un solo cuerpo la mejor manera de representar el progreso, el atraso y la actualidad de nuestro querido país.

Un erudito de colmado

En Un discurso de Hipólito Fernández, se le perderían muchas hojas, pero gracias a la habilidad histriónica e intelectual, el líder solo se prestaría a decir «es que el avance sostenido de los pueblos ha provocado que cada vez dependamos menos del papel y más de dispositivos electrónicos, es pa’ lante que vamos, carajo». No solo estaríamos acostumbrados a ver a nuestro líder en finas galas diplomáticas y protocolares, también lo veríamos bailando el perrito, quizás también un buen mambo, y finalmente ajustándose un chicharrón con yuca en el mismo salón de las cariátides del palacio nacional. La calva y el bigote pronunciado estaría de moda, expresiones como: «Pendeja economía», «degracimá globaliazación» y «conceptualicemos con el pichirrí» estarían en boca de todos. Hipólito Fernández seria un filósofo de colmado, un erudito de carro público y todo un intelectual de Chimi Churri. Sería el alma de los mítines y caravanas, también el líder más querido en toda Latinoamérica, fácilmente Hipólito Fernández pondría invitaría a comer a Chávez y a Uribe un buen rabo encendío al mismo tiempo en que trazaría las políticas necesarias para lograr la paz entre ambos países.

Acúseme de nuevo, más pipiotas y plátanos

Sería interesante tener a lo mejor y lo peor de ambos mundos en un solo paquete, en un solo hombre, en un solo político. Hipólito Mejía es un político conectado con la idiosincrasia del pueblo dominicano, Leonel, sin embargo es todo un visionario de profundas y brillantes ideas. Quizás ambos conformen un Yin Yang de lo necesario, un Leonel necesita a veces menos palabrerías y mas acción es en ese momento en que necesita de un Hipólito, y un Hipólito a veces es tan real y tan crudo que no nos representa algún tipo de avance, es en ese momento en que entra el león. Más que diferencias, ambos tienen lo que el otro necesita, ideas y acción, algo no muy común en una sola persona. Hipólito Fernández fácilmente bailaría un dembow y resolvería la pobreza con un solo discurso tecnológico, también construiría metros y elevados con conucos a sus alrededores. Lo único que si sería bastante difícil para la sociedad, es tener un palacio nacional sembrado de pipiotas y ñames, una limosina presidencial tirada por bueyes y un nuevo concepto de globalización que se llamaría Platanización. Nuestro país necesita de ambos, pero en conjunto, ojalá y lo piensen y en vez de lanzarse duras criticas y actuar como niños, se unan por el real progreso sostenido de la nación, donde lograrían un lugar en que el mal comío tenga una computadora, pero con un plato de yautía con huevos. ¡Legó papá, e palante que vamos!

7 comentarios

  1. Excelente artículo! Como diría Hipólito Fernández :ta’ demasiado bueno ese pendejo planteamiento LOL!!!

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