Tiempo atrás, la República Dominicana era conocida como un paraíso en la tierra. La gente soñaba con venir a vivir a esta media isla por la calidad de su gente y la seguridad: para jugar dominó en las aceras, hablar con la gente en el barrio, y disfrutar de la tranquilidad de una tierra donde la tragedia más grande era, quizás, un crimen pasional. Hoy sentimos como paulatinamente nuestra calidad de vida va disminuyendo.
Tenemos que dejar nuestras casas e irnos a vivir en apartamentos, encerrados, para cuidarnos entre todos y disfrutar de una aparente seguridad, pero aún así, no podemos dejar los vehículos en nuestros parqueos, pues nos rompen los cristales y todo lo que les sea posible para robarse el radio. Antes se podíamos caminar por los parques y espacios públicos para hacer ejercicio, hoy están todos encerrados, pero aún así, son más peligrosos que antes: quien se mete allí dentro corre el riesgo de recibir tres puñaladas o dos tiros, para quitarle los tenis o el celular.
Quien llega a su casa en su vehículo e intentar parquease pasadas las siete de la noche, corre el riesgo de ser encañonado para que se desmonte y le dejé su vehículo en las manos al ladrón. (Muchas veces antes de terminarlo de pagar.) En resumen, dejamos de vivir y usar nuestra ciudad, nos encerramos en nuestras casas para dejar que la disfruten y se la gocen los delincuentes. Y pensar que antes este era el paraíso.
El paraiso hace mucho que desaparecio. Tengo conocidos que viven actualmente fuera y estan pensando venirse de retirada… bueh! a pasar trabajo sera.
Lamentable @JuanJosé, lamentable.