El Dominicano, venga de la educacion que sea o de el nivel economico que sea, no es capaz de debatir, porque siempre habra un interes de por medio. Digamos que no es algo de comportamiento, es algo natural de esta sociedad.
— José Romano,
sobre el dominicano
y la cultura del debate.
(Artículo de Rocío Díaz)
Intereses siempre habrán; por ello el debate. Otra cosa es cómo nos comportamos: los dominicanos hablamos en voz alta, gesticulamos, etc. Es nuestra forma de ser, de exteriorizar nuestros pensamientos.
Pero que no seamos capaces de debatir sin caer en el insulto, en el intento de degradar al interlocutor, es otra cuestión.
Se puede debatir «vociando», gesticulando. Lo que tenemos que evitar es herir con las palabras. Y eso se aprende, se cultiva, se educa, se practica. Los dominicanos somos capaces de eso y más.
Que el interés se esconda detrás de la firme defensa de un axioma es algo compartido por muchos independientemente de su nacionalidad pero en buena parte me encuentro de acuerdo con lo que postula José.
Primariamente porque cuando habla de la Sociedad dominicana se refiere a una realidad que es conjunto de compartimentos estancos donde una persona nace, crece, se educa y vive dentro su calase social de pertenencia.
Susodichas clases raramente se comunican e intercambian. Implícitamente, y a veces muy explícitamente se ignoran y desprecian. En pocas palabras se desconocen.
Hasta los ambientes de diversión suelen ser muy distintos y delimitados.
Pues cada uno viene educado dentro su entorno como pequeñas islas en una isla más grande.
Hasta muchas veces se reprocha a los que no han podido educarse la falta de educación como si fuera una culpa, cuando la verdadera culpa es impedir el acceso a una Educación digna.
Lógico que cada uno defienda su interés si este interés se identifica con el delimitado entorno en el que vive.
Mientras justifico el interés legitimo a defender su condición de abusado por una persona de clase “baja” me irritan cierto comentarios hechos en una condición de privilegio mirados hacia defender ese privilegio.
Con una postura clasista no puede haber ningún debate.
Lo más curioso es que la persona clasista califique como insultante a quien le señala esa actitud discriminatoria hacia sus propios compatriotas. Amen hacia los haitianos.
Pienso que nunca sobran las palabras para definir esa asquerosa actitud.