Después de la visita del Presidente Chávez y la firma del acuerdo con la refinería Leo a vuelto a ser el mismo Leo de siempre, el Leo del que yo me enamoré: optimista, cariñoso, conservador y hasta un poco pícaron. Al parecer, los hidrocarburos que importamos de Venezuela son el combustible que enciende la llama de nuestro amor. Esto no debería ser así, pero amo a Leo y ya estoy acostumbrada, por mantener la sonrisa en su rostro y la pasión en nuestra relación estoy dispuesta hasta a crear un gabinete energético en el Despacho de la Primera Dama. Estoy ampliamente agradecida de Chávez y de todo el pueblo venezolano, ellos trajeron nuevamente la felicidad a nuestra casa. — Margó.
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¡Aquí esta! Diario de Leo y Margó [Página #12] ― http://ow.ly/1J7QS ^RP