Cuando los tutumpotes se rebelan…

En la imagen: Así es vista la acción del golpe de estado a Honduras el domingo pasado, por el ilustrador salvadoreño Apecus.

Nunca pensé que volvería a ver un golpe de Estado en América Latina. Lo de Honduras es un ejemplo de que lo viejo se recicla cuando la clase dominante defienden sus intereses no importa los medios que se utilicen para defenderlos. En septiembre de 1963 tumbaron al presidente Juan Bosch, cuyo natalicio se celebra por estos días, sin importar lo que quería la gente en un momento en que Trujillo había desaparecido de la faz de la Tierra.

Lo que importó fue proteger los grandes, holgados y seculares beneficios de la oligarquía rancia, de los militares trujillistas y de un sector conservador de la Iglesia Católica. Cuando los tutumpotes se rebelan, como definía Bosch a los ricos, es cuando uno se da cuenta que el pueblo nunca ha contado para nada.

A mi me gustaría que este café hubiera sido más dulce. Un «compartir» con ustedes de los alegres recovecos de la vida y sus cosas. Sin embargo, el momento es para rechazar los gorilismos castrenses en nuestra querida tierra latinoamericana.

No importa que Zelaya esté o no esté equivocado en sus ideas políticas ni de los amigos que tenga en el Hemisferio. De hecho, para mí Chávez no es santo de mi devoción. Lo que no se puede aceptar la violación de las normas constitucionales como si se tratara de un pleito de barrio. Te sacó un machete si no haces lo que yo diga.

Bosch y el pueblo dominicano sufrieron carne la «rebelión de los tutumpotes». Abundar sobre eso es caer sobre mojado. La transición dominicana todavía no ha podido ser consumada a causa de esa interrupción brutal del gobierno de Bosch legalmente elegido por las grandes mayorías dominicanas.

Pongamos la barba en remojo y a los políticos dominicanos, por favor, no sigan apretando la tuerca que se rompe y no tiene repuestos. Deseo paz a todos los hondureños y un café dulce y solidario ante las horas difíciles que vive su patria.