Cuentan los campesinos de Ansonia, en Azua, que en tiempos de Trujillo, cuando el presidente de la Dominican Fruit Companny visito el lugar con el objetivo de establecer allí su compañía bananera, intentaron persuadirle de que no lo hiciera, utilizando como excusa la falta de agua. Su memorable respuesta fue la siguiente: «No se preocupen, que yo traigo mi agua en los bolsillos». Luego llenó la zona de bananos e instaló plantas de gasoil para irrigarlos.