Los aviadores del asfalto
Los motoristas están involucrados en la gran mayoría de accidentes de tránsito, lo insólito del caso es ver cómo a pesar de ser ellos la carrocería de sus vehículos se lanzan sin tapujos y rodeos sobre camiones y jeeps. Les he visto en plena acción y todo lo que atino a preguntarme es qué estará pasando por sus mentes al momento de hacer eso. Con todo a mi no me cabe la menor duda de que el motorista visto como un conductor desaprensivo e imprudente es un fenómeno propiamente dominicano. En las calles el motorista no goza del aprecio del resto de los conductores y claro no es para menos, ¿recuerdas haber visto alguna vez a un motorista decente y amable por las vías? Creo que no, es algo tan difícil como encontrar a un político que haya cumplido sus promesas de campaña.
La otra cara de la moneda
Ahora bien en los barrios el asunto cambia y la percepción que se tiene del motorista es un tanto más favorable al mismo, es él quien sube a la elegante y voluptuosa muchachona de la banca, de vez en cuando da sus bolas, es fijo en el colmadón de la esquina, tiene un par de chamaquitos que mantener, su mujer y si aparece una yayera también le mete mano, es un guía fiable que te dice por donde están atracando y por dónde es más seguro irse, a veces le cae atrás al carterista que le arrebata la cartera a la muchachona ya citada. En fin que son tantas las cosas que hace y puede hacer un motorista dentro del barrio, todo muy lejos de importunarnos mientras conducimos al trabajo o la casa.
¿Cuánto vale la luna?
Hay una variante del motorista, un subgénero dentro de la fauna motoconchista, hablo del motorista nocturno. Bicho que trabaja desde las 7 de la noche hasta las 2 de la madrugada siendo su incentivo económico en el mejor de los casos 500 pesos por noche y digamos que eso vale su jornada. Si no fuera por él, decenas de jóvenes que salen de trabajar a altas horas de la noche fuesen presa fácil de asaltantes de esquina, muchos de los cuales ya tienen pistolas y revólveres. Es un poco más que el sueldo mínimo pero aun así no deja de ser un trabajo escambroso. La noche es el compañero de velada, mientras llega el pasajero de turno, siendo los voluptuosos pectorales de una joven mujer una recompensa nada desdeñable. Así más o menos se mueven las cosas con el motorista en el barrio y en las calles, bueno de eso ustedes ya saben un poco.
El motorista en los barrios ―http://cot.ag/9NGekq ^RF