Uno de los mejores placeres de la vida es echar una pavita (sueñito) de tarde en una casa de zinc bajo una lluviecita. Lo inverso también se aplica: una de las peores desgracias sería comenzar el día con lluvia, en una casa de zinc, y tenerse que levantar para ir a trabajar. Esta foto de una casa tradicional dominicana la tomé en Palo Quemao, un campo de Santiago, en el 2004. Allí dormí ese día, ¡y llovió!
En la imágen: Casa tradicional dominicana.
bueno en flickr hay una casa de lata… muy fuerte..
Algo que me encantaba de ir a dormir al campo es que al amanecer por entre las rendijas de madera y por los oyuelos del zinc, entran pequeño rayos de sol que se te pegan por todo el cuerpo, y junto con los gallos te invitan a despertar, son unas mañanas magicas. Hasta que el olor a pocilga llega a tus narices y te recuerdas porque te gusta tanto la ciudad.
@nisti2, pásame la dirección para verla.
@Nelly, leyendo tu comentario me dieron ganas de volver pal’ campo. Me recordaste una publicidad española, si encuentro el video en Youtube te lo paso.
que vida ahii una lluvia toda la mañana con una sopita bien rica y durmiendo hasta que yo quiera y comiendo solo pidiendo quiero comer esto o aquello aaaaaahi no la cambio por nada esa vida.