El pasado sábado estuve compartiendo con una comunidad católica en uno de los asilos de ancianos de nuestra ciudad capital, yo tenía muchas ganas de visitar uno y ellos me ayudaron a hacer este deseo realidad. En fin, tuve el gusto de compartir con unas mujeres muy bellas y como había comentado en mi cuenta de flickr, en esto tiempos aparenta como si la vejez fuera una enfermedad. Después de ver a estas señoras, con tanta humildad, tan felicites de compartir con nosotros, me dio cosa en el corazón.
Muchos preferimos obviar esta etapa de la vida tan inevitable, sin saber que nuestro deber como habitantes de esta tierra es sembrar un buen camino, para luego, cuando nos llegue el tiempo, recoger lo que sembramos. Esta es una de las fotos que tome, y me hubiera gustado preguntarle algo de ella, pero verdaderamente, cada línea de su rostro es una historia.