Aires del desierto en Semana Santa

Soplan aires del desierto en la República Dominicana. Aires secos y altas temperaturas ―32 y 34 grados― asolan las calles y campos del país. La directora de Meteorología, Gloria Ceballos, nos consuela anunciando que la sequía mitigará a partir del 15 de abril. Para evitar trastornos de salud, y ahora que ya llegó la Semana Santa, debemos cuidarnos más que nunca. La capa de ozono se abre cada vez más y la incidencia de los rayos solares afecta con más vera nuestra piel y hasta nuestro humor. «La calol» provoca que en los carros públicos, la pegajosidad entre humanos sea irritante y molestosa. Se ha disparado el consumo de cervezas más de lo acostumbrado. Será una Semana Santa como la de antes: calurienta y bullanguera. Claro, todo dependerá de los molongos, como siempre.

Recomendaciones

Se recomienda en estos días tomar mucha agua y jugos de limón, naranja, cereza y jagua. Recuerden los que pasan de 30, a la jagua, con la cual nos hacía deliciosos refrigerios. También usar ropas ligeras, preferiblemente blancas, ejercitarse de manera moderada y procurar cobijarse, cada vez que se pueda, en espacios refrigerados y a la sombra de cualquier árbol frondoso. A las personas con problemas cardiovasculares se les recomienda no exponerse sin necesidad a los rayos del sol y a los espacios cerrados sin ventilación: casas con cubiertas de zinc que acumulan mucho calor, por ejemplo. En estos días, se añora el friíto de mediados de febrero pero ya eso es otro cantar, sueña pilarín. Esta gravísima sequía que sufre el país no es producto de la casualidad. Sus razones, claro está, están sustentadas en los cambios que ha sufrido el clima del planeta en los últimos 25 años.

No somos el paraiso de antes

Sin embargo, aquí en Dominicana, las razones son otras y dañinas por demás. Por ejemplo, la horrible deforestación de nuestras principales cuencas hidrográficas. Los ríos agonizan y desaparecen cada año. Solo hay que viajar el país y desde las carreteras observamos piedras y rocas en los cauces en vez de agua. En la provincia de Azua, la salinización de las aguas es incontenible debido a la deforestación. A eso agréguele las operaciones de la Barrick Gold destrozando ríos, montañas y pueblos enteros en la provincia Sánchez Ramírez. Lo peor de todo es que la conciencia nacional sigue dormida a pesar de que sectores sensibles a los desmanes y abusos de esta «Barrigorda» se han hecho sentir. También ellos tienen la culpa de esta sequía, igual que los legisladores que aprobaron ese contrato ignomioso y abusador.