Sabemos los que vivimos en esta isla o fuera de ella, que una de las situaciones más criticadas de cualquier mandatario que esté en la silla presidencial, es la de los viajes al exterior o de las pomposas caravanas. El aparataje excesivo, pero sobre todo, el gasto innecesario de recursos como combustible o de «antojos» son algunos elementos destacables.
Estas conclusiones vienen a raíz de un gráfico que ví a finales del mes pasado en el blog BoingBoing, uno de los más populares de lengua anglosajona. En dicha imágen, que se muestra en estas líneas, se presenta un detallado gráfico de la avalancha de personal, funcionarios y militares que mueve -en este caso- la presencia del presidente Bush en sus viajes tanto a lo interno como fuera de Estados Unidos.
Me pregunto, ¿cómo sería la situación aquí? Si lo comparamos en el caso del Presidente de nuestra república, de más está decir que es una diferencia del cielo a la Tierra. Quizás no utilice tantos recursos, o no tenga tanto aparataje. Sería amarillista este texto, si lo afirmáramos de esa manera.
Pero como nuestro mandatario está de candidato presidencial para las elecciones del 16 de mayo próximo, o deja de ser desapercibida a los medios y entre los ciudadanos en general, la gran movilización de personal, jeepetas, funcionarios, seguridad excesiva y «lambones» del actual candidato y a la vez presidente.
Esto sí se diferencia de la promesa del mandatario, hace ya 4 años atrás, de mantener una especie de «austeridad» a nivel de todas las instituciones estatales. ¿De que estamos en campaña, sirve como excusa para violar dicha disposición? Puede ser. Pero no quiero imaginarme las cifras que gastan a costillas de impuestos, esos que hacemos llamar representantes nuestros. ¡Vaya ejemplo democrático!