Petróleo y comida

Ha sido costumbre ver en las últimas semanas cómo los precios de los combustibles han descendido de manera progresiva, aunque no con la velocidad que muchos esperan. Sin embargo, los alimentos de la llamada «canasta familiar», que dependen de las fluctuaciones del oro negro, parecen no reducir sus precios.


Aún los pobres consiguen la leche, el arroz o los huevos a precios que parecen abusivos para un mes —recuerden, el sueldo se está achicando cada vez más— y al final ese salario mensual no va a rendir siquiera para costear los servicios básicos como la electricidad o el agua. De todas formas esta crisis económica, para los dominicanos, recién acaba de comenzar.