¿Y tú, también vistes de Paca boutique?

Foto: Esta es una de las tantas pequeñas tiendas que operan en los barrios, todo un milagro de la economía informal que te puede sacar de un aprieto justo antes de una cita. En una de ellas encontré una camisa original que en plaza central anda por los 2,000 en tan solo 250.

Erase una vez

A mediados de los 90 era común juntarse su clavo durante un par de quincenas de trabajo para luego ir a plaza central a comprarse dos o tres trapitos con los que lucir mejor acicalado, hoy día es un poco más fácil pues los jóvenes de barrio incluso y van a zara y se compran la ropa de un solo fuetazo. Sin embargo también contamos con una práctica que se va haciendo más y más común: resulta que a veces y ni siquiera tienes la necesidad de salir de tu sector pues con chequear un poco encontrarás pequeñas y modestas tiendas de ropa ubicadas casi siempre en la galería de un vecino no muy lejano que digamos. Esta realidad permite muchos jóvenes den con un atuendo de 5,000 pesos con tan solo 1000, a veces menos y hay casos en los que incluso te lo puedes llevar fiao, como dicen por ahí, mejor de ahí se daña.

Mi look es de contrabando de marcas

Esto es posible debido a que mucha de la ayuda internacional que esta supuesta a recibir Haití es usada de contrabando y esas pacas de ropa son vendidas en la frontera. Como dicha ayuda llega del primer mundo, los utensilios allí encontrados son ropa de marca y por lo tanto cara, al tomar en cuenta que las pacas son en realidad muchas, es esa la razón por la cual la ropa se vende irrisoriamente barata, aunque debemos mencionar el factor de que es usada. Lo ya antes relatado explica porque y cómo un joven de clase baja o incluso de nivel paupérrimo puede llegar a andar en las calles de un barrio con unos zapatos de piel auténtica cuyo valor es de de 500 dólares arriba. Muchos han criticado este contrabando, pero hay que decir que el dinero ganado por los haitianos que venden las pacas les es de más utilidad que la ropa en sí, y es que como dice mi mama: eso no se come. Pero con un par de billetes, el haitiano en cuestión se puede dar una ¡sola gran jartura!