El viajante, personaje esencial en la cultura dominicana, ya no es lo que era. Ese dominicano que emigró hacia el norte cuando el acceso al mundo no era tan amplio como ahora y a su regreso, era esperado, buscado y visitado por una multitud de gente sedienta de saber a qué sabe un McDonald’s, qué tanto brillan las luces o cuál es la textura de la nieve. (El merengue Volvió Juanita, de Milly Quezada, describe muy bien esta realidad.) El viajante tenía una estética, con sus fotos, sus accesorios de vestir y sus maletas cargadas de regalos, pero su activo más valioso eran sus nuevos referentes culturales y vivencias, las cuales tenía siempre a mano, dispuesto a compartirlas. Tan importantes eran esas vivencias, que me antevería a decir que la multitud buscaba en el viajante tanto o más para enterarse de cómo era aquel mundo desconocido que para que le regalara uno par de tenis.
La tierra es plana
Y aquí está la razón principal, por la que ser viajante, ya no es lo que era. Ahora, la tierra es plana. Los grandes medios de comunicación, la gran cantidad de dominicanos que residen en el exterior y la globalización, han hecho que esas vivencias y referentes ya estén a la vuelta de la esquina, disponibles para todo el mundo sin tener que tomar un avión. Es más, ahora es posible, que muchas de las cosas que antes tenía Nueva Yol, un dominicano que nunca ha salido las tenga disponible aquí mismo primero que el viajante.
Una nueva realidad
Pero eso no es lo único, hay otra razón muy poderosa, y es que el viajante siempre estuvo idealizado. Hace décadas se pensaba que con pisar Nueva Yol todos los problemas quedaban resueltos, pero hoy nos damos cuenta que para progresar hay que trabajar, ya sea aquí o en Nueva Yol, y si es en Nueva Yol, aún más. Como Balbuena nos ensenó, en Nueva Yol las papeletas no ruedan por las calles —ni las de un dólar ni las de cien— sino que se producen con el trabajo duro y el esfuerzo de muchos años. Esta nueva concepción del viajante debe hacer que los valoremos aún más. Antes creíamos que regresaban de aquel territorio idílico donde los problemas se resolvían de un momento a otro y el dinero corría los las calles, ahora sabemos que vienen de trabajar muy duro, de doblarse durante años haciendo grandes esfuerzos para sostenerse ellos y mejorar las condiciones de los suyos.
Más de lo mismo
Sin embargo, hay otra situación relativa al viajante que me causa mucha tristeza, y es aquel viajante que tiene décadas sin pisar su país alimentado el sueño de un día retirarse, volver a su país y comprar una casa, pero cuando regresa a su tierra, no encuentra aquello que dejó, sino una sucursal esto que pretendía estar dejando. Ya el barrio no es lo que era, la dinámica de la vida en este país cambió. Antes el viajante llegaba y era buscado por una multitud, celebrado durante semanas y visitado por todo el mundo. Ahora, los buscan sus familiares más cercanos, de camino a la casa lo llevan a McDonald’s y lo vista quien puede, pues todos estamos trabajando. Debe de ser traumático volver de retirada para encontrarse con más de lo mismo.
La depresión del emigrante
Hace un tiempo visite a un viajante y lo encontré deprimido. Durante años fue un preso libre en Nueva Yol. Llegó sin papeles y trabajó muy duro, ahorrando todo lo que podía para volver a su país. Su proyecto eran cinco años, pero se convirtió en treinta. Cuando por fin logró disponer de lo necesario para retirarse en su país sin las carencias de antes, tomó un avión, volvió a su isla y se estableció. Fueron pocos los que se enteraron de su llegada, aquellos que lo visitaron no mostraban mucho interés en sus historias y su casa no se podía ver desde la calle. Según me contó, el sueño que abrigó durante décadas fue poner una mecedora en la galería y pasar el resto de sus días saludando y compartiendo con sus vecinos, pero en el residencial, el único que no trabajaba todo el día era él y la gran verja que protegía su casa no le permitía ver a los vecinos cuando regresaban. Les saludaba afectuosamente y le ponían cara rara.
Muchos viajantes retirados, terminan por volver a Nueva Yol. Se quejan de que la luz no llega, de que el transito no se soporta o la economía está mala, pero en realidad, muy en el fondo saben qué es lo que ocurre: trabajaron toda su vida pensando volver a aquel país que dejaron, sociable, cercano y de verjas no muy altas, pero cuando volvieron, se encontraron con más de lo mismo. Es muy triste, pero también muy cierto: son muchos los viajantes que trabajan hoy muy duro fuera de su tierra persiguiendo el arcoíris de volver a la República Dominicana que dejaron, pero como dijo el poeta, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
La situación de «ilegalidad» contribuye en muchos casos a que un proyecto de «cinco años» se convierta «en treinta». Esto debido a la situación de explotación a que son expuestos estos inmigrantes, quienes, generalmente, no reciben los mismos salarios que los «legales», amén de otras prestaciones como seguridad social. Ante este cuadro, el plan de cinco años se va alargando muchas veces hasta el infinito, con sus amarguras, temores y «depresiones».
A propósito, hay un libro muy interesante del periodista norteamericano Thomas Friedman titulado «The World Is Flat: A Brief History of The Twenty-first Century» (2005). Hay una edición en español «La tierra es plana. Breve historia del mundo globalizado del siglo XXI» (2005).
Un saludo desde Hungría.
Excelente reflexion, espero vengan mas!
Esta reflexión me parece lo bastante personal y limitada a la experiencia de su autor. Puesto que generaliza al viajante, en vez de especificar que esta es sólo su visión de lo que en su día él entendió qué era un viajante. Pero en fin puestos a buscar detalles, igual el autor me critica diciendo que vengo yo con mala fe.
Volviendo al asunto de esta nota, considerar al viajero como aquel que se iba del barrio y volvía con sueños rotos porque ya el país anterior no era lo que él dejó, si bien suena bonito en un cuento, me parece que cojea en esta reflexión que obvia a aquellos que sí se fueron, se quedaron, volvieron con buenos planes y no les importó mucho el gran cambio de campo a urbe que supuestamente dieron los barrios. No todos los que emigraron fueron tan tontos.
También existen personas que emigraron al sur, al este, de familias ricas, de los barrios de clase de media, o hasta bien pobres y que además de que les fue bien, se dieron cuenta de que el paraíso en RD era un cuento y que las buenas intenciones solo llegan hasta donde te aguente la cartera. Igual el que emigra lo hace porque conviene al país que lo recibe que trabaje como un burro sin papeles para ahorrarse en vainas y ganar en hegemonía. En este mundo todo cabe. Me cuesta pensar que seamos tan superficiales.
Un aviso. Esta es mi opinión sobre este escrito, sin mellar la idea de su autor en ningún sentido.
@Domingo Lilón, gracias por la recomendación. Conozco el libro de Thomas Friedman, pensaba en él miemtras escribía el artículo. Bienvenido a Duarte101.
@Juan José, me da gusto que nos encontremos nuevamente por aquí. Últimamente he estado algo liado con los asuntos administrativos de Invermedios, pero pronto retomo el ritmo con por lo menos un artículo diario. Un abrazo. (Recuerda que nos debes la visita en PezMundial.)
@Miguel Spencer, eso es lo que siempre sucede con los puntos de vista: cada uno tiene el suyo, de acuerdo a su perspectiva. El tuyo también es bienvenido. Espero que nos sigamos leyendo por aquí.
Iba a escribir algo, pero el señor Spencer mas arriba resumio la primera cosa que me llego a la cabeza cuando lei este no muy correcto articulo, interesante, pero no refleja la realidad, que es mas feliz que lo que se demuestra aqui como triste. Es bien superficial.
Este articulo parece la segunda parte de este otro articulo escrito aqui en duarte101:
¿Vivir en tu Patria o vivir fuera?
Saludos @Jose Romano. Que tu realidad sea distinta no hace que la ajena sea superficial. Lo mismo podría decir de tu punto de vista (que al no ser el mío es incorrecto) hasta caer en un círculo vicioso. Un gusto verte!
Cuando escribimos, exponemos, generalmente, nuestras experiencias y nuestra cosmovisión de las cosas. De allí que lo personal impregne lo escrito y esté siempre presente. A unos le gustará (lo escrito), a otros menos, a otros en general no le gustará. Pero…, así es la vida. Parafraseando a Ciro Alegría, «El mundo es ancho y ajeno».
Hace 27 años partí de la RD, entre otras causas, porque lo que quería estudiar no lo encontraba en el país. En estas casi tres décadas nunca he idealizado a la RD. La distancia no me ha afectado, ni para bien, ni para mal. Mis viajes al país nutren la realidad de lo que es y lo que alguna vez fue. Yo, como otros muchos «viajantes», tiendo, en ocasiones, comparar lo que fue con lo que es. Es algo natural, máxime cuando los años van pasando. Y no es tontería alguna. Lo comprobé (una vez más) este junio pasado cuando durante mi estancia en el país celebramos nuestro 30 aniversario del bachillerato. Reencontrarse con amig@s de hace tanto tiempo contribuyó a rememorar. Y me alegro de ello, porque García Márquez tenía toda la razón cuando escribió que la «la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla».
Un saludo.
PS: Rafael, gracias por la salutación y bienvenida. Me gustó tu término «viajante».
Ok Rafael, diremos que este articulo es una reflexion personal, la cual la haces publica, y es solamente basada en tu propia experiencia. O sea, que es como ves a los viajantes. Respeto tu «reflexion», pero cualquiera que la lee, y se no se percata que no escribiste que fue tu punto de vista personal pensaria que exageras la condicion del «viajero».
No hay ni siquiera un punto positivo sobre tu negativa narrativa, pero cada quien con sus opiniones.
O Rafael, y antes de que se me olvide, la vida y nuestros alrededores cambian hasta si no nos alejamos de nuestro entorno, en la vida lo importante no es la meta, aun si esta sea retirarse a su pais de origen, es el recorrido, y las vivencias las que nos hacen quienes somos… Si nos quedamos en el mismo lugar, mirando como todo cambia y protegiendo el que todo se quede igual nos estancamos… Espero que todo este igual cuando tengas 70…
Ah, y como tu y Joan dicen: Saludos, Espero que nos sigamos leyendo por aquí.
Saludos @José Romano, no entiendo de que modo puede una persona reflexionar de un modo no personal, pero bueno, tampoco quisiera yo andar escribiendo como aquellos que por cada tres palabras tienen la necesidad -produdica por el tempor- de andar pidiendo disculpas del tipo: ‘Señores, discúlpenme, esta es mi opinión, que me atrevo a hacer pública previa disculpa de todos ustedes’.
Ante un punto de vista tienes dos posibilidades: asentir o disentir; si disientes, o refutas o pasas de largo. Si piensas refutar por tener otro punto de vista distinto, lo muestras, y si no tienes otro distinto pero piensas que el del contrario está errado, argumentas. Por favor, no me pidas que abandone el mío gratuitamente.
Otro saludo y seguimos conversando.
@Domingo, gracias por compartir tu experiencia, que de algún modo amplia y complementa el artículo. Conversar con ustedes me ha hecho desear volver a escribir con frecuencia. Saludos!
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Porque borraste este comentario? No te gusto algo en este comentario, que lo pusiste en moderacion?? Se parcial Rafael, deja el ego atras, respeta tus propias convicciones.
Ok Rafael, diremos que este articulo es una reflexion personal, la cual la haces publica, y es solamente basada en tu propia experiencia. O sea, que es como ves a los viajantes. Respeto tu “reflexion”, pero cualquiera que la lee, y se no se percata que no escribiste que fue tu punto de vista personal pensaria que exageras la condicion del “viajero”.
No hay ni siquiera un punto positivo sobre tu negativa narrativa, pero cada quien con sus opiniones.
Saludos José Romano, no puse tu comentario en moderación, sino que por error, mientras lo respondía, quedó en la cola. Siguiendo la misma lógica de mi comentario anterior, sería muy desconsiderado de mi parte refutar tu punto de vista sin antes mostrarlo. 🙂
PD: Creo que desde que comenzamos en el 2007, en Duarte101 nunca hemos borrado un comentario, a menos que sea SPAM o fuera del tema. A la espera de tus argumentos!
@Rafael, no hay problema, somos humanos 🙂
Algunos viajeros, otros no, pero iguales todos llenos de sueños y vida autonoma libre de criticas tanto aqui como alla…
Siento que las palabras no suenen como uno se expresa, solo que tu reflexion nos «alieno» un poco aqui en el trabajo, tema muy delicado entre nosotros los «viajantes» como para que se generalize tanto.
Buen dia Rafael 🙂
Excelente! Como te dije, conversar me ha animado a retomar el ritmo. Puedes ver en portada el último artículo. Espero ver a la gente de tu trabajo también participando. Seguimos conversando.
[…] un buen tiempo. Ya no hay que viajar «a lo paíse» para probar un Burger King o un McDonalds —léase el artículo de Rafael Pérez sobre la transformación urbana y cultural de nuestro país en los […]